Se separaron a finales de enero sobre la arena en el Mundial de ciclocrós de la playa de Ostende y se reencontrarán este sábado en la grava de los caminos de la Toscana: Mathieu van der Poel y Wout van Aert retoman su duelo en la Strade Bianche, primera clásica de marzo.
"Son los dos principales favoritos", concedió el campeón del mundo, el francés Julian Alaphilippe, ganador de la edición de 2019, "pero hay muchos grandes nombres en la salida".
Por el ciclismo colombiano, el único representante que estará es Egan Bernal (Ineos-Grenadiers), quien viene de ser segundo en el Trofeo de la Laigueglia, prueba en la que se impuso el holandés Bauke Mollema (Trek).
Y dice bien porque tanto hombres de clásicas (Jakob Fuglsang, Greg Van Avermaet o Michal Kwiatkowski) como corredores de grandes vueltas, el esloveno Tadej Pogacar, los últimos vencedores del Tour de Francia, estarán presentes.
Vigente campeón, Van Aert inicia su temporada en ruta luego de tres semanas de entrenamiento en altura en Tenerife. "Me he sentido bien, sobre todo la semana pasada, y vengo a la Strade Bianche con buenas sensaciones. Creo que estoy listo", anunció el belga, quien se impuso la temporada pasada a principios de agosto bajo un calor sofocante.
En progresión
Este año, la previsión meteorología es incierta e incluso puede haber lluvia. Algo que no preocupa al belga, cada vez más cómodo (3º en 2018 y 2019) en los 'sterrati' de Toscana, los 63 kilómetros de caminos blancos repartidos a lo largo del recorrido de 184 kilómetros. "Dependerá de la abundancia de la lluvia, si el polvo desaparece o no. Las pistas están un poco mejor que el pasado verano, hay menos baches".
Actual campeón del mundo de ciclocrós luego de vencer a Van Aert, Van der Poel cuenta con una experiencia limitada en la carrera italiana, donde solo ha participado una vez (15º en 2020). Pero su potencia, su habilidad y su sentido ofensivo atraen la atención de todo el mundo, y el neerlandés apunta a las próximas clásicas (Milan-San Remo y las carreras de adoquines), que Van Aert, su eterno rival, también desea.
Endiablada, la Strade Bianche es una recién llegada, apenas va por su 15 edición. Pero seduce ampliamente, tanto a corredores como seguidores, hasta su prestigiosa llegada al final de una última rampa que conduce a la Piazza del Campo en el corazón de Siena.
"Es un escenario magnífico", opina Van Aert. "Incluso el reconocimiento es muy bonito de hacer, me encanta esta carrera", confirma Alaphilippe, que aunque dice que todavía no está en su mejor condición muestra un nivel prometedor.