Conmemorando 454 años de su fundación, la Hidalga Villa de los Caro, conocida como Ocaña, se viste de gala con una variada programación que combina historia, religiosidad y cultura.
Entre las actividades destacadas se encuentran el Desfile de los Genitores y las tradicionales fiestas carnestolendas, eventos emblemáticos que realzan el legado cultural de la ciudad y su relevancia histórica.
La Ley de Honores de 2019: promesas incumplidas
En 2019, el Congreso de la República promulgó la Ley 1987, conocida como la Ley de Honores, con motivo de los 450 años de fundación de Ocaña.
Sin embargo, esta normativa, que prometía grandes inversiones en infraestructura, educación, conservación del patrimonio y desarrollo turístico, ha quedado en el papel debido a la falta de recursos y voluntad política.
Luis Eduardo Páez García, presidente de la Academia de Historia de Ocaña, lamenta que a cuatro años de su expedición no se han materializado las obras que la ley estipulaba.
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“Se realizaron reuniones juiciosas con la sociedad civil para consolidar propuestas trascendentales, pero lo plasmado fue desvirtuado y ajustado de forma exagerada, perdiendo su esencia original”, subrayó Páez.
Patrimonio histórico y turístico en abandono
Desde su fundación, Ocaña se destacó como un punto clave de intercambio mercantil gracias a su ubicación estratégica entre la costa Atlántica y el interior del país, un potencial que sigue vigente.
No obstante, iniciativas como la reactivación de la Ruta de la Gran Convención, que abarca municipios como El Carmen, Río de Oro, La Playa de Belén y Ábrego, no han sido fortalecidas.
“Estos municipios deberían recibir mayores inversiones en infraestructura y restauración de templos y monumentos para consolidar su oferta cultural y arquitectónica”, destacó Páez.
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Asimismo, el historiador criticó la falta de avances en la declaración de Ocaña como destino turístico, una de las promesas más relevantes de la ley.
Reconocimiento cuestionables y proyectos sin realizar
En el capítulo de los reconocimientos, la ley incluye iniciativas como exaltar al Complejo Histórico de San Francisco, pero según Páez, la redacción carece de sentido: “Es absurdo otorgar una distinción a un inmueble. Esto demuestra la falta de rigor en la elaboración del documento”.
También se mencionan otras propuestas como la redacción de la historia extensa de Ocaña y el fortalecimiento de instituciones como la Universidad Francisco de Paula Santander, la biblioteca Luis Eduardo Páez Courvel y el hospital regional Emiro Quintero Cañizares, ninguna de las cuales se ha concretado.
Un llamado a la acción por el futuro de Ocaña
El presidente de la Academia de Historia enfatizó que la Ley de Honores representaba una oportunidad única para que el país volteara sus ojos hacia esta región. Sin embargo, el desinterés gubernamental y la falta de gestión han dejado pendientes grandes obras que podrían transformar el desarrollo de Ocaña y sus alrededores.
“Es necesario que las autoridades locales y nacionales trabajen en conjunto para cumplir lo prometido. Ocaña merece que se reconozca y fortalezca su riqueza histórica, cultural y económica”, concluyó Páez García.
“Una cantidad de personas que se hicieron sin beneficio de inventario, no porque no lo merecieran, pero resulta que los redactores de esas leyes tienen que conocer la historia de Ocaña. El trabajo entregado por la sociedad civil fue producto de la investigación exhaustiva interdisciplinaria, sin embargo, fue una especie de corte y pegue de documentos muy mal redactados”, censuró Páez.
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En el artículo décimo se autorizaba al Gobierno nacional a realizar traslados, créditos y contra créditos para ejecutar los proyectos. “Hasta el momento, no encontramos algo concreto y digno que esa Ley haya entregado a Ocaña, precisó el historiador.
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