Los moradores de la vereda El Tarrita, comprensión rural de Ábrego, apenas despiertan de la pesadilla vivida el miércoles en la madrugada cuando una avalancha arrasó con cultivos, viviendas, animales de corral y acabó con las vías de penetración.
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Literalmente el caserío de unas 20 casas, restaurantes a la orilla de la carretera, la escuela y un polideportivo fue borrado del mapa por la fuerza de la naturaleza en lo que han denominado como una tragedia anunciada, pues alertaron a tiempo el represamiento de las aguas en una laguna que se formó en la parte alta de la vereda El Molino, comprensión rural del municipio de Villa Caro.
La situación es bastante compleja y una comisión de la Procuraduría General de la Nación, acompañada por la personera de Ábrego, Laura Tatiana Arévalo, adelantaron una inspección ocular para determinar la magnitud del fenómeno natural.
Unas 70 fincas, de igual número de familias asentadas en la ribera del río Tarra, resultaron damnificadas por la avenida torrencial y se salvaron de milagro, ya que la alerta se propagó a tiempo, a eso de las 2:00 de la madrugada, y la gente salió corriendo a resguardarse en la cima de las montañas, indicó el líder social Humberto Pacheco Núñez.
El líder campesino Mario José Torrado, sobreviviente de la avalancha ocurrida el 10 de noviembre del año anterior y que abandonó la zona para refugiarse en la vereda Santa Lucía de Ábrego, recibió la llamada de un vecino sobre la creciente súbita desde lo alto de la cordillera.
De inmediato se dio a la tarea de pasar la voz a través de radioteléfonos de corta frecuencia de parcela en parcela para la evacuación inmediata. “Solo 4 personas resultaron lesionadas y las demás están a salvo, gracias a la comunicación oportuna de lo contrario estaríamos hablando de una tragedia similar a la de Armero”, precisó.