Bendiciones y comunidad en cada madrugón
Las madrugadas en Ocaña no son solo un espacio para la oración, sino también un punto de encuentro comunitario. Vendedores como José del Rosario Quintero Torrado, carretero que nunca falta a misa, encuentran en esta época un tiempo de reflexión y conexión. “La voluntad de Dios persiste para todos.
Estas tradiciones fortalecen nuestra fe y reactivan la economía local”, asegura.
Orlando Garay Ascanio, con 45 años de experiencia vendiendo café en el parque 29 de mayo, también forma parte del paisaje matutino. Heredó la costumbre de su padre y ahora ofrece tinto, chocolate y avena durante las misas de aguinaldo. “El negocio ha crecido, y seguimos brindando ese acompañamiento a los madrugadores”, afirma.
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Por su parte, Miguel Ángel López Mendoza, vendedor de peto, resalta la importancia de su oficio en esta época. “Es una bebida que abriga el alma. Gracias a esto he sacado adelante a mi familia”, dice.