Una tormenta eléctrica que se mantuvo por espacio de tres horas ocasionó emergencias en la zona rural y urbana del municipio de Ocaña.
Inundaciones, deslizamientos de tierra, pérdida de la banca y la caída de árboles fueron los casos más apremiantes atendidos por socorristas adscritos al Comité municipal de Gestión del riesgo y Desastres.
Se adelantó el censo para determinar el número de damnificados y brindar la ayuda básica primaria en las zonas de alto riesgo, indicó el coordinador Gustavo Adolfo Paba Navarro, quien entregó recomendaciones a los presidentes de las Juntas de Acción Comunal para activar los planes de contingencia encaminados a prevenir tragedias.
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Los representantes de las distintas comunidades deben avisar oportunamente cualquier eventualidad para la inmediata intervención de los organismos de socorro.
Recordó la alerta amarilla de prevención emanada por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, ya que las lluvias se extenderán hasta finales del mes de noviembre.
El secretario de Vías, Infraestructura y Vivienda, Gustavo Castilla Vergel, adelantó un diagnóstico para establecer el estado de las carreteras en la zona rural para enviar la maquinaria y retirar los derrumbes.
Puntos críticos
El secretario de Gobierno, Freddy Arengas Romero, entregó un reporte de las afectaciones en el casco urbano de la ciudad.
Se registra la caída de un árbol en el sector de Marabelito donde las ramas ocasionaron pérdidas materiales y ninguna persona lesionada.
Cerca al puente de Las Llanadas varios locales comerciales se inundaron ante el colapso de los sistemas de desagües por las fuertes precipitaciones.
Asimismo, las lluvias afectaron el Centro de Desarrollo Infantil ubicado en El Dorado, donde los menores fueron evacuados a tiempo hacia la parte alta, sin sufrir contratiempo la prestación del servicio.
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“Al lugar llegaron miembros de la Defensa Civil y el Cuerpo de bomberos para poner sanos y salvos a los niños de la sede educativa, como también a los docentes que estaban en sus clases”, manifiesta.
Una situación similar se registró en el barrio Tacaloa a donde los organismos de socorro llegaron para evacuar a los ocupantes de las viviendas.
En el Carretero los techos de la pieza de una casona se desplomaron alertando a los moradores del sector.
Sobre la Circunvalación se produjeron deslizamientos de tierra y material de arrastre en Acolsure, El Carbón, Los Almendros y La Piñuela. Sobre la arteria vial fue necesaria la intervención de las cooperativas del Instituto Nacional de Vías, Invías, para habilitar ese corredor de vital importancia para conectarse con la ciudad de Cúcuta y costa Atlántica, señala el funcionario.
Igualmente, se presentó creciente súbita del riachuelo en el sitio denominado como Las Ibáñez y Nuevo Amanecer.
Una situación apremiante
En el corregimiento de Buenavista un hombre fue sepultado por un alud de tierra, debido a la intensidad de las lluvias.
Hasta el centro poblado llegaron socorristas para el rescate y cuando la ambulancia lo trasladaba hacia la sección de urgencias del hospital regional Emiro Quintero Cañizares, colisionó con una tractomula estacionada en la vía circunvalar.
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El conductor, una auxiliar y el paciente fueron remitidos hacia el centro asistencial donde se recuperan satisfactoriamente.
No bajar la guardia
A raíz de las múltiples emergencias, los organismos de socorro se encuentran en máxima alerta para mitigar los efectos de la ola invernal.
Establecimientos comerciales inundados, paredes agrietadas de viviendas, muros a punto de desplomarse, alta sedimentación, obstrucción de tuberías, pérdida de utensilios de cocina y árboles caídos por acción de los fuertes vientos, hace parte del inventario hecho por la oficina de Gestión del Riesgo y Atención de Desastres.
El impacto económico es bastante grande y los afectados reclaman acciones contundentes para remediar la situación. “Aquí en Las Llanadas se invirtió un poco de dinero en el sistema de desagüe, pero los ingenieros al parecer por ahorrar costos, instalan unos tubos de bajo calibre y por ende el agua se rebosó”, señala Alonso Márquez quien reclama revisar el alcantarillado.
Además, personas inescrupulosas proceden a lanzar basura a los caños con las consecuencias descritas.
Otro de los tramos neurálgicos lo constituye la quebrada El Tejar donde el desarenador requiere del mantenimiento permanente para evitar el taponamiento del box coulvert. El represamiento de las aguas inunda sectores como Cuatro esquinas y San Antonio.
Paba Navarro recibe las inquietudes y prepara un informe para enviarlo a la Consejería departamental y a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo con el propósito de canalizar las ayudas.
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“Gracias al dragado en los ríos Chiquito y Tejo las inundaciones no fueron mayores, lo cual hubiese ocasionado daños aún más graves de los presentados en la zona”, anota.
En las próximas horas se estará realizando un nuevo recorrido por las zonas afectadas para verificar que no haya más daños ni personas lesionadas.
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