Una polémica se ha suscitado en los últimos días a raíz de la propuesta de convertir la emblemática Escuela Adolfo Milanés en Casa de la Cultura en el marco de la celebración de los 450 años de la fundación de Ocaña.
Padres de familia, cultores y nietos no conciben la idea de borrar de ‘un brochazo’ el único vestigio material dejado como patrimonio histórico de la ciudad por el ilustre cronista, poeta y periodista, Euquerio Amaya Rojas, más conocido con el seudónimo de Adolfo Milanés.
El licenciado Luis Ramón Sánchez Quintero, director del lugar durante 30 años, no comparte la idea de acabar con ese patrimonio cultural.
“No se puede cerrar una institución tan valiosa para Ocaña donde muchos personajes recibieron la capacitación integral, fue construida en la década de los 40. Allí nació y murió el escritor”, dijo Sánchez.
Los inconformes aseguran que, en la misma Ley de Honores emanada por el Congreso de la República en el año 2019 para exaltar la efeméride de la Hidalga Villa, se declaró un Bien de Interés Cultural a la escuela modelo adscrita a la Institución Educativa José Eusebio Caro.
“Faltó socializar el proyecto, ya que la Ley de Honores declara patrimonio arquitectónico, educativo y cultural el lugar cedido por la esposa Guadalupe Navarro y los hijos, para perpetuar la memoria del hombre de las letras. Entonces, no está permitida una intervención de esa naturaleza”, detalló Armando Amaya Álvarez, nieto del insigne escritor.
El cronista Raúl Amaya Álvarez quien le sigue los pasos a su abuelo, considera como descabellada la propuesta de esa transformación e indica que existen otros espacios para el funcionamiento de una Casa de la Cultura.