Con el firme propósito de salvaguardar la economía en el sector rural se desarrolló en el hotel Hacaritama de Ocaña la Asamblea general de productores de cebolla roja cabezona en la zona del Catatumbo.
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La reunión de alto nivel fue presidida por la viceministra de agricultura, Aura María Duarte, delegados del ministerio de Comercio exterior y comandantes de la Policía Fiscal Aduanera, Polfa, para analizar el fenómeno del contrabando del bulbo procedente de los vecinos países de Ecuador y Perú.
Los campesinos reclamaron acciones concretas para frenar la entrada de tractomulas, mantener la estabilidad en los precios justos y mejorar las condiciones de vida de los labriegos de la región.
Asimismo, la denominación de origen con la marca colectiva para recuperar la semilla y conquistar nuevos mercados sin la competencia desleal.
En mesas de trabajo los representantes de las asociaciones expusieron las inquietudes y la viceministra de asuntos rurales tomó nota para coordinar las acciones para proteger a los cultivadores.
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La funcionaria garantizó mayor vigilancia en la zona de frontera y con el ministerio de Comercio Exterior revisar los tratados para la importación de los productos. También los seguros de cosecha, transferencia de tecnología y fortalecer los lazos de comercialización.
Urgen controles fronterizos
El alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares Plata, solicitó al Gobierno Nacional cerrar la frontera durante los picos altos de producción en la zona del Catatumbo para salvaguardar la cosecha y así mejorar las condiciones de vida de los campesinos.
Sugirió adoptar medidas en el marco de la Comunidad Andina de Naciones para proteger el bulbo ya que entra semilla de mala calidad ocasionando problemas sanitarios. “De esta actividad agrícola viven 7 mil familias, y la economía de los municipios de la provincia y sur del Cesar hace parte de la cultura nuestra. No existe otro cultivo que genere más empleo que la cebolla, todo se hace con mano de obra familiar”, agregó.
Fue enfático en solicitar controles en Ipiales, Nariño para evitar el descalabro económico de los labriegos. “Están trabajando a pérdida, pues invierten 180 mil pesos carga y la venden a 120 mil, lo cual no es rentable”, agregó.
Igualmente se requirió mejorar el aspecto tecnológico y aplaudió el proceso investigativo adelantado con Agrosavia para recuperar la genética de semilla y lograr mayores dividendos en la producción.
“Necesitamos competir con Perú mejorando el rendimiento por hectárea y logrando la denominación de origen de la marca colectiva”, reiteró.
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Exigió al Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, un control sanitario en el ingreso de la semilla ya que están estafando a los campesinos. Además, se requiere un paquete tecnológico para aumentar la productividad. También el apoyo con los sistemas de riego con el fin de obtener la calidad.
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