Mi papito Fabián es un papá especial. Me cuida a toda hora, aún con 11 añitos me “arruncha” para que me duerma, me lleva a las citas médicas, está siempre atento a mis terapias, es mi mejor amigo y mi animador .
Sé que está muy orgulloso de cada uno de mis logros, le da gracias a Dios por darme fortaleza y la valentía para seguir siendo un niño capaz de superarme día a día.
Le puede interesar: El papá de bata blanca
Dios me bendijo con un padre especial, él sabía que necesitaba un papito que me diera todo el amor del mundo y lo logró. Soy muy afortunado por tenerlo en mi vida. Es un hombre valiente que sin importar mi condición y, sin un manual, lo afrontó de la manera más amorosa, esa que solo un verdadero padre lo puede hacer.
Él es mi voz y todo de mí. Sus palabras me dan alegría, sus abrazos me transmiten paz y su compañía seguridad. Todo es más fácil junto a él. Con mi mirada le digo lo que no le puedo decir con mis palabras. Se preocupa cuando no está cerca de mi mamita y de mí por temas de trabajo, llama constantemente para saludarnos y preguntar cómo estamos, hacemos videollamadas, nos enviamos foticos, videos y nos recuerda que somos muy importantes para él. Por eso y mucho más quiero decirte: papi, eres el amor de mi vida y gracias por dar lo mejor de tí y por amarme tanto.
Por: Juan Ignacio Valderrama
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion