El papa Francisco volvió a hacerse presente este Domingo de Resurrección ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, luego de un periodo de recuperación por una severa neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado durante más de un mes.
Aunque visiblemente debilitado, el pontífice argentino apareció en el balcón central de la basílica vaticana para impartir la tradicional bendición Urbi et Orbi, sentado en una silla de ruedas y sin las cánulas de oxígeno que ha necesitado en semanas anteriores.

Una vuelta simbólica en el papamóvil: delegó la palabra, pero no el mensaje
A pesar de su presencia física, el papa no leyó personalmente el mensaje pascual, tarea que dejó en manos del maestro de ceremonias Diego Ravelli. Francisco se limitó a saludar brevemente con un “Buena Pascua” y escuchó desde su asiento el discurso que, como es habitual, abordó los conflictos y dolores del mundo actual.
El texto incluyó un emotivo llamado a la paz en Oriente Medio, con especial énfasis en el conflicto de Gaza. “Pido un alto el fuego inmediato y la liberación de los rehenes. Es urgente socorrer a quienes padecen hombres y sueñan con un futuro en paz”, expresó el mensaje papal.
Contra todo pronóstico, el papa decidió saludar a los fieles recorriendo la Plaza de San Pedro en su papamóvil. Durante varios minutos, se desplazó entre la multitud de más de 50.000 personas, deteniéndose incluso para bendecir a varios niños. El gesto fue aplaudido, aunque quedó claro que sus movimientos siguen siendo limitados.
Tomado de Vanguardia
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