"Acá nunca han discriminado a nadie, lo único que le preguntan es cómo les gusta que lo llamen, no de dónde vienen. De esa manera buscan apoyarlos en todo lo que hacen”, contó Cori, un chico migrante que forma parte de los jóvenes que asisten a Frontera Morada.
La casa que adopta este nombre es un espacio cultural y artístico inclusivo que inicialmente fue creado con inspiración en “la Casa Morada”, un proyecto concebido por la Fundación Casa de las Estrategias, la cual ha estado activa en Medellín durante más de una década.
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Este lugar acoge a todo tipo de personas de puertas abiertas, fomentando la participación, la empatía y la creatividad en los jóvenes de la región, que buscan transformar sus realidades mediante cada uno de sus talentos.
Al igual que Cori, muchos jóvenes migrantes han encontrado un lugar seguro y un hogar en estas instalaciones que los han acogido y apoyado en cada uno de sus proyectos, participando en diversos eventos artísticos en la ciudad y fuera de ella.
Cori es un chico migrante de 19 años que se reconoce como género fluido y junto con su familia llegó a Colombia en busca de nuevas oportunidades cuando apenas tenía 12 años junto con madre y su tía.
Su paso por Casa Morada estuvo marcado por un amigo que le invitó a participar y este sería el comienzo de una nueva experiencia que cataloga como “hermosa y muy amable”, dado que aunque al principio se sintió incómodo al no conocer a nadie, todos se hicieron cargo de que participara y se sintiera incluido.
Además, no solo ha podido potenciar sus habilidades en diseño de modas, canto, baile y teatro, sino que también ha hecho grandes amigos y ha podido conocer otras partes del país, como Medellín, a donde fue a presentar su obra de teatro titulada “Mi Cuerpo es la Verdad”.
Este viaje, a pesar de los obstáculos que se presentaron debido a que no tenía pasaporte para viajar de forma aérea y tuvo que sacar un permiso, ha sido una de las experiencias que más le han marcado y que recuerda con mucho amor.
El joven artista cuenta que al ser venezolano “casi siempre las personas le tienen una definición diferente a lo que es, porque dicen que los venezolanos son malos, así que no miran el talento y eso me afecta, si no de dónde vengo”, cosa que no pasa en Casa Morada y por eso se ha ganado su lugar.
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En este momento se encuentra escribiendo dos novelas y descubriendo sus dotes para la cocina, llegando a considerarla su “nueva oficina”, por todo el tiempo que pasa en el lugar realizando diversas actividades.
‘Zara Hit’
“Soy venezolana, pero mi casa es acá, mi casa es Casa Morada”, cuenta Zara, una joven artista proveniente de Venezuela que participa en las actividades y potencia sus cualidades dentro del canto.
Ella comenta que allí se siente mejor que en su propia casa, dado que apoya e impulsa a las personas que como ella han migrado y buscan sentirse como el su propio país.
El apodo con el que se identifica es ‘Zara Hit’ y es por el hit del momento, como le dice uno de sus instructores, dado que le gusta cantar y hacer acrotelas, lo cual consiste en colgarse de telas para realizar coreografías con figuras, piruetas y equilibrios de forma estética.
Cuando recién llegó a Colombia, su primer sentimiento fue el agobio que representaba la xenofobia y el uso despectivo de la palabra “veneca”, la cual la hacía sentir excluida. Sin embargo, su paso por Frontera Morada contribuyó a que pudiera superar esta situación por medio de actividades como el canto y el collage que reivindican y ayudan a dejar los prejuicios sobre los migrantes a un lado.
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“El arte influye mucho en mí, porque luego de sentirme tan agobiada, tan apagada, el arte hace que yo explore muchas cosas, le ponga mucha mente y es como que: ‘ya Zara, sal otra vez a intentarlo’”, señaló respecto a la estigmatización que ha vivido desde su llegada a Colombia.
En los dos años que Zara lleva participando activamente en Frontera Morada ha podido encontrar el verdadero significado de la inclusión, la amistad y la transformación de la sociedad a través de su arte, porque para ella, su arte ha sido el escape a todas las problemáticas que enfrenta día a día.
Además, considera que todas aquellas personas que asisten al espacio son como su familia y afirma que podrá ser venezolana, pero su casa es Colombia, ya que con Casa Morada ha logrado encontrar aquello a lo que quiere dedicar su vida, con el fin de ayudar también a más jóvenes que se sientan como ella en un principio.
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