Bobi, el perro más longevo del mundo, falleció a la edad de 31 años, a pesar de que la esperanza de vida de los perros de su raza es de 13 años. El perro, que nació en 1992, fue reconocido en febrero de este año por los Guinness como el perro más longevo.
El canino de raza Rafeiro do Alentejo, originario de Portugal, es conocido por proteger el ganado. Desde hace más de tres décadas, su vida estuvo llena de tranquilidad en el campo, pues vivía en el pueblo de Conqueiros, cerca de Leiria, Portugal.
A lo largo de su vida, Bobi disfrutó de una salud sorprendente y se mantuvo activo hasta sus últimos días. Además, Bobi siempre se alimentó de comida humana.
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Según los Guinness, la veterinaria que atendió a Bobi, Karen Becker, se refirió al fallecimiento del perro: “Este dulce chico ganó sus alas (...) aunque ha sobrepasado a todos los perros en la historia, sus 11.478 días en la tierra nunca serán suficientes para aquellos que le quisieron”, expresó la veterinaria.
La familia Costa, quienes cuidaron de él, le proporcionaron un “entorno tranquilo y pacífico” durante toda su vida, alejándolo de la ciudad y brindándole un espacio sereno para crecer.
“Guardamos los mejores recuerdos de una larga vida en la que fue feliz y, sobre todo, en la que hizo feliz a mucha gente, especialmente a su familia”, dijo su dueño Leonel Costa.
Una de las prácticas clave en la crianza de Bobi fue la total libertad de movimiento que siempre disfrutó. Este perro nunca fue atado con una correa, lo que le permitió explorar y moverse a su antojo. Esta libertad contribuyó a su salud y bienestar a lo largo de los años.
Costa dijo que Bobi fue “el último de una larga generación de animales” en la familia, pues tuvieron otros perros como Gira, que vivió hasta los 18 años, y Chicote, que vivió durante 22 años.
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