“Una cosa es clara: nadie sabe a ciencia cierta lo de los otros. Todos, absolutamente todos, cargamos una cruz, una pena personal, un dolor o una frustración, independientemente de nuestra clase social, religión o profesión. De hecho, el éxito profesional no garantiza la felicidad, tampoco el dinero. Pasamos toda una vida pensando que seremos felices cuando tengamos esto, que seremos felices cuando tengamos aquello, pero cuando llega ese o aquello, tampoco somos felices”, agregó.
El antioqueño de 51 años se preguntó qué es la felicidad, si es una ilusión creada por el marketing que controla los imaginarios, si es un sentimiento o un estado de vida... “Muchas preguntas y pocas respuestas”.
De su lucha contra la enfermedad mental habló del agotamiento emocional y físico que vivió ser Juanes, el gran cantante, compositor y músico, pero que acompaña a Juan Esteban Aristizábal Vásquez, el hijo, esposo, hermano, padre y amigo.
“La depresión es una enfermedad muy común, más común de lo que imaginas. Yo personalmente la sufro desde hace muchísimos años. He tenido que lidiar con estos factores genéticos y químicos desde hace mucho tiempo atrás. Pasé de ser una persona extremadamente introvertida en la infancia, el colegio y la universidad, a tener que enfrentar la aceptación, el rechazo, el odio y la presión social y laboral”.
El pico lo alcanzó hace 13 años, cuando estaba en el apogeo de su carrera, conciertos sin descanso y una vida, que para muchos, incluido él, era perfecta y envidiable, que lo estaba llevando a la autodestrucción cargada de desilusión. Un periodo en el que perdió importantes momentos con sus hijos, dejando de lado su persona y a sus seres queridos.
Con información de El Universal*
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