Sentada en la sala de su casa, ubicada en el barrio Toledo Plata, entre el silencio y sus lágrimas, la esposa de Reinel Alfonso Felizola Trigos, esperaba para darle el último adiós a su amado.
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Aquella mañana del viernes, Felizola Trigos salió de su casa como lo hacía a diario, con su termo en una mano y listo para hacerle frente a un nuevo día de trabajo en una mina ubicada en la vereda Los Peracos, kilómetro 6, vía a Cerro Tasajero.
Sin embargo, lo que era rutinario, cambió su rumbo cuando la mañana del viernes, su esposa escuchó que había ocurrido un accidente en una mina.
Pero al rato, un familiar le había dicho que no era en la mina donde trabaja Reinel, sino que se trataría de un socavón en El Zulia, lo que la dejó aún más confudida.
“Cuando me dijeron: ‘No tía eso fue en una mina de El Zulia’, me volvió el alma al cuerpo”, expresó la mujer.
Durante la mañana, ella intentó despejar su mente, pero aún en su cabeza estaba la idea de ese accidente que no la dejaba tranquila. Cuando le comentó a su hijo, él también quedó con la curiosidad, por lo que minutos después prefiero ir a verificar y saber de su papá, ‘Una corazonada’ no los dejaba en paz.
Pasaron los minutos y la mujer no sabía de su amado, por lo que insistentemente escribía a su hijo, sin recibir respuesta.
Más tarde, su hijo le confirmó la dolorosa situación, un alud de tierra cayó encima del minero de 53 años.
El hecho
Presuntamente, cuando el hombre se dedicaba a trabajar en uno de los túneles, mientras picaba piedra, un derrumbe se le fue encima dentro de ese socavón, quedando atrapado.
Tras escuchar un estruendo, uno de los trabajadores corrió a observar lo sucedido y encontró al hombre bajo la tierra, por lo que pidió que lo ayudaran, sin embargo, no había nada que se pudiera hacer, el hombre falleció.
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La víctima
Reinel Felizola llevaba 33 años de matrimonio con su amada esposa, del que nacieron dos hijos.
Con el tiempo, su prioridad fue verlos crecer y luchar para sacarlos adelante, para que lograran alcanzar sus sueños.
Ambos, oriundos de Ocaña, decidieron caminar de la mano, lograron una vida plena y llena de felicidad, donde vieron a sus hijos crecer hasta formarse profesionales.
Felizola Trigos era un hombre muy familiar, querido por las personas que estaban a su alrededor y amado por sus familiares. Era la luz para sus seres queridos.
Pese a que en algún momento su esposa le pidió no continuar trabajando allí, pues ya llevaba laborando en eso 20 años, sus hijos ya eran mayores y solo vivían los dos, pero él no quería salir de su rutina, porque quería trabajar ‘hasta que Dios le diera fuerzas’.
“Era muy familiar, entregado a sus hijos, trabajador y luchó por años para tener bien a su familia, el me decía que ‘Yo solo trabajo por mis hijos’”, aseguró la esposa del hombre.
Sin embargo, aquellos momentos y los sueños que juntos habían logrado, ahora serán los recuerdos que reposaran en su memoria.
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