Lo que inició como un hecho de intolerancia, terminó dejando un saldo de dos personas muertas en el barrio La Victoria.
El suceso inició a las 10:45 de la noche, cuando Michael Alejandro Molina Almeida, de 28 años, se encontraba deambulando por la calle 4 entre avenidas 3 y 4, de ese sector de la ciudadela Juan Atalaya.
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Al parecer, Molina Almeida le pidió una moneda a un residente del barrio, lo que habría desatado una riña mortal.
La otra persona involucrada, que después fue identificada como Fabián Baned Sanjuán Pérez, de 33 años, habría sacado un arma punzocortante y sin pensarlo dos veces, le ocasionó una herida en el pecho a Molina Almeida. Luego, huyó del lugar.
Justo en ese momento, la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) se encontraba patrullando muy cerca del lugar y al ser alertados del hecho, arribaron al sitio y en un taxi, trasladaron a la víctima al Policlínico de Atalaya, donde llegó sin signos vitales.
Mientras a Michael Molina lo atendían en el centro asistencial, Sanjuán Pérez corría hasta su vivienda para resguardarse y no ser alcanzado por las autoridades, pero la historia dio un giro inesperado.
Según algunas versiones, una tercera persona, que habría visto todo el ataque, decidió “darle un escarmiento”.
Cuando el agresor se acercaba a su casa, que está a escasos metros del lugar de los hechos, fue interceptado por un hombre armado, que le propinó cuatro balazos y después huyó.
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Fue la misma Policía la que encontró a Fabián Baned tendido en la carretera, gravemente herido, por lo que fue trasladado a un centro asistencial.
En un principio, las autoridades desconocían que la persona herida era la misma que, al parecer, habría asesinado a Michael Alejandro, pero fue la comunidad la que lo identificó como el agresor.
Aunque el hombre se encontraba recibiendo atención médica y permanecía bajo pronóstico reservado, ayer, a las 9:45 de la mañana, se confirmó su muerte.
‘La vida no se queda con nada’
Cuando la comunidad del barrio La Victoria se enteró de la muerte de Michael Alejandro y que su presunto agresor, Fabián Baned, también había fallecido, no dejaron de repetir que “la vida no se queda con nada”.
Según los residentes del sector, Molina Almeida era un habitante de calle al que todos querían y habían acogido desde hace muchos años. Aunque era consumidor activo de droga y la plata que pedía era para su vicio, nadie tenía una queja de él.
“A Michael lo conocemos desde niño. Aquí todos le dábamos comida, lo queríamos demasiado. Nos sentimos muy impotentes por su asesinato. Nunca se metía con nadie, se la pasaba era peleando con un perro al que llamaba ‘Motor’, no más”, comentó una vecina del sector.
Al preguntarles por Sanjuán Pérez, aseguraron que era una persona conflictiva, que también consumía droga y agredía constantemente a la comunidad.
“A ese tipo nadie lo quería por aquí. A nosotras como mujeres nos empujaba, cuando pasaba tumbaba las motos, se la pasaba peleando y metido en problemas. Definitivamente tuvo su escarmiento”, concluyó una habitante de ese sector de la ciudadela Juan Atalaya.
Se pudo conocer que los residentes del barrio están realizando una recolecta de dinero para poder darle cristiana sepultura a su querido Michael, pues los únicos familiares que le quedaban, no cuentan con los recursos suficientes.
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