¿Por qué a él?, ¿Por qué lo mataron? Esa es la pregunta que no deja de rondar en la cabeza de los familiares de Deiber Pallares Quintero. Es evidente que no existe ningún consuelo para tratar de compensar el dolor, la frustración y el vacío que se ha creado en torno a su homicidio, especialmente para su esposa, que ahora tendrá que cargar con la responsabilidad de buscar un sustento para su familia, a la par que criar a sus dos hijos, de 3 y 2 años.
En redes sociales una gran cantidad de amigos, conocidos y conductores colegas todavía no caben en el asombro y la tristeza por lo sucedido y es tanto el descontento y la sed de justicia, especialmente del gremio de camioneros, que hoy, en la vía Ocaña – Convención (donde sucedieron los hechos), harán una protesta seguido de una misa en su honor.
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“No tengo palabras para describir cómo me siento, yo solo quiero que nos digan por qué lo mataron esos desalmados (…) Aparte de la manera en cómo lo hicieron, él no era ningún criminal, evitaba los problemas, es más, nos decía que cuando sentía que le caía mal a una persona se alejaba. Deiber era un ángel, no mereció terminar así”, dijo con una profunda tristeza una de sus familiares.
No hay hipótesis
Son tantas las incógnitas que rodean el asesinato de Deiber Pallares que ni siquiera las autoridades, al cierre de esta edición, tenían claridad sobre cómo sucedieron los hechos, pues debido a la complejidad de la zona, fueron personas del sector quienes trasladaron el cuerpo sin vida hasta Ocaña, para hacer el trámite respectivo de su defunción.
“Actualmente se siguen adelantando acciones para determinar cómo se dieron los hechos. Por ahora se presume que la víctima quedó en medio de un enfrentamiento de los grupos armados y en circunstancias que son materia de investigación. Fue asesinado y su vehículo, incinerado”, explicó una fuente judicial de manera extraoficial.
Deiber que trabajaba hace, por lo menos, siete años como conductor de un camión cisterna, llevaba mucho tiempo laborando en esa misma vía en la que, el jueves en horas de la tarde, hombres con armas de fuego lo asesinaron y le quemaron el vehículo sin ninguna explicación.
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“Él trabajaba para una señora que es dueña de una estación de servicio y era la propietaria del vehículo que quemaron. Pero, ya desde antes él conducía por esa zona y nunca había tenido ningún problema, amenaza o inconveniente con nadie. Estamos bajo una zozobra muy fuerte, a todos nos pegó la noticia muy duro, porque si había alguien que era un buen hombre, esposo, hijo y amigo, ese era él”, aseguró la familiar.
Lo último que supieron sus familiares, es que Deiber se encontraba justamente en ese recorrido de la estación de servicio hacia Ocaña cuando fue interceptado por sus homicidas. Sin embargo, para ellos es muy extraño que lo hayan asesinado y nadie haya visto nada, porque en ese sector era bastante conocido.
Tiempo después del asesinato, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ocaña se trasladó hasta ese punto de la carretera y controlaron las llamas.
Los vestigios de la guerra
Este homicidio, no es el único que la familia Pallares Quintero ha tenido que soportar y asumir como consecuencia de una guerra que no les pertenece, pues el padre de la víctima también murió en medio de un homicidio que nunca fue esclarecido.
“La guerra nos ha quitado demasiado y nunca hemos estado involucrados. A toda nuestra familia nos conocen por nuestros emprendimientos y nuestro trabajo. No somos partidarios de la violencia y es lo que nos identifica, pero la violencia y los grupos armados nos siguen quitando seres queridos; dejando a familias y niños en vilo, por ejemplo los hijos de Deiber que tendrán que crecer sin un papá por razones totalmente injustas”, concluyó.
El cuerpo de Deiber Pallares será velado hoy en Cúcuta.
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