Ayer, sobre las 10:30 de la mañana, los gritos que se escuchaban afuera de la estación Centro de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), generaron momentos de zozobra e incertidumbre.
Los familiares de las personas privadas de la libertad que se encuentran recluidas en las instalaciones de esa estación, clamaban a una sola voz que les permitieran ingresar alimentos a sus seres queridos.
Como cada miércoles, llegaron a hacer la fila para poder ingresar al recinto, sin embargo, en esta oportunidad, su entrada fue negada.
“Ellas empezar a gritar y a hacer escándalo, ahí fue que los reclusos escucharon que algo pasaba afuera y también se amotinaron. Alcanzaron a tumbar una valla pero la rápida acción de los policías, no permitió que pasara a mayores”, comentó una fuente judicial.
En cuestión de minutos, el lugar se llenó de uniformados, incluyendo el personal de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO), antes conocido como ESMAD, quienes controlaron la situación.
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La comida
“Me le quieren negar la comida a los presos y eso no es justo. El alimento que les dan aquí, es una asquerosidad. Es un derecho que no les deben negar”, era lo que repetían una y otra vez los familiares.
Y es que, según las autoridades, tras la fuga de alias Zeus junto con otros 22 criminales, el pasado 21 de abril, las medidas de seguridad en el lugar se intensificaron. Una de ellas fue unificar el horario de visitas en toda el área metropolitana.
“Nosotras hacemos un esfuerzo diario en nuestros trabajos para poder traerle comidita de la casa a ellos. Aquí pasan hambre, les dan una miseria y hasta comida con gusanos les han dado”, dijo una de las familiares.
Además, reclamaron que varios de ellos padecen algunas enfermedades y no es permitido ingresar medicamentos.
“Mi hijo es asmático, sufre de los bronquios, yo tengo que venir a inyectarlo seguido pero no me dejan curarlo. ¿Dónde están los derechos humanos? Los tratan como perros ahí. Después de esto, seguramente los van a golpear”, reclamó otra mujer.
Fueron críticas al asegurar que los uniformados son cómplices del presunto ingreso de drogas, armas y celulares al lugar.
“Ellos nos culpan a nosotros de meter esas vainas allá pero cada vez que entramos, nos requisan hasta el alma. A ellos si les pagan para que permitan ingresar esas cosas, que no nos vengan a meter los dedos a la boca”, criticó una de ellas.
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Se tomaron medidas
“Ellos estaban acostumbrados a que les traían comida seguido, pero nosotros tenemos que tomar medidas para evitar que la situación se salga de control”, dijo el coronel Diego Díaz, comandante operativo de la Policía Metropolitana.
Asimismo, el oficial aseguró que no es cierta la información sobre la mala alimentación que reciben las personas privadas de la libertad.
“A ellos se les da una alimentación adecuada todos los días. Las veces que se han terminado los convenios, se les ha permitido a los familiares que ingresen la comida necesaria. Aquí no se está negando ningún derecho”, concluyó el coronel.
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