El dolor que embarga hoy a la familia de Jhoiner Meneses Noriega, un joven de apenas 22 años, es indescriptible y profundamente devastador.
Para sus seres queridos, ahora solo queda aferrarse a los recuerdos del gran ser humano que fue: un joven amoroso, trabajador y siempre comprometido con el bienestar de su hogar.
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Cada uno de sus gestos, su sonrisa y su dedicación quedan grabados en la memoria de quienes lo amaron y que ahora no encuentran consuelo ante su trágica partida.
Jhoiner luchó por su vida durante nueve días tras ser arrollado por un conductor fantasma que se movilizaba en una motocicleta.
El día del accidente
Era el miércoles, 7 de agosto, cuando la víctima transitaba en su motocicleta, de placa VFZ81D, por la avenida 21 con calle 4 del barrio Cúcuta 75. Al parecer, una falla mecánica en el automotor habría llevado a que Meneses Noriega tuviera que bajarse del mismo.
De un momento a otro, según algunos relatos, otro hombre que también se movilizaba en una moto, perdió el control del vehículo y chocó contra el joven.
Los conductores que se percataron del hecho, se acercaron a auxiliar a la víctima pero del otro hombre ya no había rastro.
Jhoiner fue trasladado a la Clínica San José, a donde llegó con un trauma craneoencefálico severo. Durante nueve días estuvo luchando por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos pero este viernes, en la noche, se confirmó su deceso.
Una pérdida irreparable
La noticia fue devastadora para los seres querido de Jhoiner Meneses, quienes tenían la esperanza de poder verlo regresar al ranchito que construyó con tanto amor para su esposa, hijo de 3 años y el otro que viene en camino.
El joven, desde los 16 años, empezó a trabajar porque su sueño más grande era poder conseguir sus ‘cositas’ con su propio esfuerzo.
“Era muy dado a hacerse querer, era especial, siempre nos daba detalles y era muy atento. Esto es algo que no hemos podido asimilar”, contó un familiar.
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Toda su vida la vivió en el barrio Los Almendros con sus seres queridos. Cuando su compañera sentimental quedó embarazada de su primer hijo, se fueron a vivir juntos en el barrio Toledo Plata, en donde no duró más de un año pues su mamá le propuso que regresara a construir su propia casa y así, pudiera ahorrar lo que pagaba de arriendo.
“Él trabajaba con entrega de mercancía tienda a tienda pero luego fue ascendiendo y ahora se dedicaba a ser auxiliar de bodega, contratado por la misma empresa. Cuando recibió esa noticia, decidió comprar la motico, como en octubre o noviembre del año pasado”, añadió.
Con profunda tristeza, la humilde familia solo espera que el responsable se entregue y se dé cuenta del gran vacío que hoy les queda a los Meneses Noriega.
“Es muy berraco que le arrebaten la vida a alguien y eso quede así, que esa persona sepa que estuvo mal, no tener corazón, no socorrerlo”, concluyó el familiar.
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