En la tarde de ayer, un nuevo ataque sicarial se presentó en el barrio Ospina Pérez de la ciudadela Juan Atalaya, donde una persona perdió la vida a causa de múltiples impactos por arma de fuego, poco antes de las 2:00 de la tarde.
El silencio y el normal transcurrir en que se encontraba la calle 20 entre avenidas 0 y 1 se vio interrumpido por el estruendo de tres tiros causados por un pistolero, que se movilizaba en una motocicleta Suzuki GN y atacó a Omar Alberto Fuentes Lara, un joven de 23 años, quien escuchaba música y tomaba cerveza mientras arreglaba una motocicleta frente a su residencia.
El pistolero estacionó la moto, se bajó y sin mediar palabra le propinó los impactos a Fuentes Lara. Luego escapó sin dejar rastro alguno.
Auxiliado por los vecinos
La algarabía y el terror se apoderaron de los vecinos. Según se conoció, con la ayuda de uno de ellos, la víctima fue trasladada en una motocicleta hasta la Unidad Básica de Comuneros.
Sin embargo, pese a los esfuerzos por salvarle la vida, las tres heridas causadas por el arma de fuego en la mano derecha, zona abdominal y sobre todo en la región de la clavícula, fueron suficientes para que la luz de Omar Alberto Fuentes se apagara.
“Nosotros estábamos tranquilos cuando de un momento a otro escuchamos los disparos y nos entramos para la casa, pero al salir vimos el cuerpo del joven tendido en el piso”, dijo uno de los vecinos.
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Mientras tanto, miembros de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) hicieron presencia en el lugar de los hechos y acordonaron la zona. Unidades de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) se encargaron del levantamiento en el centro asistencial y de recolectar los primeros testimonios para esclarecer qué motivó este nuevo hecho de violencia. Así mismo, de ubicar cámaras de seguridad que puedan dar pistas sobre el asesino.
Se dedicaba al oficio de la mecánica
Según lo expresado por varios residentes, Omar Alberto Fuentes era conocido en el barrio por reparar motocicletas, un trabajo que lo acompañó hasta en sus últimos instantes de vida y con el que logró reconocimiento.
“Eran muchos los jóvenes que llegaban al taller mecánico y siempre se le veía acompañado (…)”, relató un vecino.
Al parecer, Omar Fuentes vivía con su compañera sentimental en la casa 0-29, de la cual era propietaria su madre, y tenía arrendadas a unas señoras en la misma residencia, pero en un espacio más amplio.
“Yo no estaba al momento del incidente, sino que estaba en la iglesia, pero no fue sino hasta cuando llegué y me encontré una gran cantidad de personas que me dijeron lo que había pasado”, indicó una de las arrendadas.
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