Una sola bala bastó para atravesar un vidrio, impactar en el rostro de Jonathan Jesús Bonaldy Tovar y rebotar a la espalda de Jasbleydi Madelein Manrique Acevedo, la tarde del pasado martes.
Lo que sería una rutinaria cita odontológica terminó convirtiéndose en el escenario elegido por dos hombres para cometer un crimen que ni siquiera salió como lo planeaban.
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Eran las 4:00 de la tarde cuando el esposo de Manrique Acevedo la llevó hasta donde su odontóloga de confianza, en la avenida 1 con calle 14 del barrio La Playa.
En el sitio había varios pacientes, entre ellos estaba Bonaldy Tovar, acompañado por una mujer.
“El hombre ya había sido atendido y estaba esperando que le realizaran el procedimiento a su acompañante. Mientras esperaba se sentó en un mueble que hay justo al frente de la puerta. Como ésta es entre reja y vidrio, se podía ver todo desde afuera”, comentó una fuente judicial.
Más o menos a las 5:20 de la tarde, Jasbleydi Madelein llamó a su esposo a avisarle que ya casi iba a ser atendida, sin saber que esa sería la última vez que escucharían su voz.
Minutos más tarde, dos hombres llegaron en dos motocicletas, una de ellas sería una AKT NKD. Uno vestía franela roja y el otro, negra.
A las 5:45 de la tarde se registró el ataque. Uno de los hombres descendió del automotor y caminó hasta la entrada del consultorio. Luego de visualizar a su objetivo que, al parecer, sería Jonathan Jesús, disparó una sola vez.
El recorrido de la bala atravesó la puerta y los impactó a los dos, pero fue la mujer la que llevó la peor parte.
Mientras el pistolero regresaba a la moto y huía junto con su cómplice, la escena se convirtió en un caos. Los gritos de auxilio no se hicieron esperar.
La Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) llegó al lugar y al verificar que ambos tenían signos vitales, los trasladaron en taxi hasta los centros asistenciales. A ella a la Unidad Básica Puente Barco y a él a la Clínica San José. Solo pasaron unos minutos para confirmar la muerte de Jasbleydi Madelein.
El consultorio se inundó de uniformados e investigadores que se encargaron de adelantar las pesquisas necesarias.
¿Les pagaron?
A medida que pasaban las horas, se fueron conociendo más detalles del ataque. “Tenemos clarísimo que lo iban a matar era a él y ella terminó siendo una víctima en todo esto”, aseguró la fuente judicial.
Aunque en un principio las autoridades conocieron que el hombre herido y su acompañante tendrían solo 15 días en la ciudad, pues serían de Venezuela, las indagaciones permitieron determinar que realmente arribaron a Cúcuta desde hacía ocho meses, incluso, estarían instalados en una vivienda ubicada en el sector Boconó.
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Pero, lo que más causó curiosidad en los investigadores fue darse cuenta que el vehículo en el que se transportaba Jonathan Jesús era una camioneta blindada.
“Lo que nos manifiestan es que es un empresario, que se dedica a la compra y venta de vehículos, pero realmente no sabemos nada de él. En el momento del ataque, él tenía un dinero en efectivo que asciende los veinte millones de pesos. Estamos indagando si estaría requerido en Venezuela”, añadió la fuente.
Se pudo conocer que las autoridades ya tendrían plenamente identificado al pistolero quien, al parecer, sería uno de los más buscados en Cúcuta y su área metropolitana. Presuntamente, los sicarios fueron contratados para cometer el crimen.
De las pioneras en Cúcuta
Dolor, indignación y tristeza embargaban a los familiares de Jasbleydi Madelein, a quien le decían de cariño Jass o Pechi. Una mujer guerrera que nació en Venezuela, pero fue criada en Cúcuta, la ciudad que le permitió cumplir sus sueños durante más de 12 años, pero la misma en donde le arrebataron la vida.
Como una de las “pioneras en cejas” fue catalogada la víctima fatal del lamentable ataque.
Aunque Jass, la mayor de tres hermanas, inició sus estudios en la carrera de ingeniería biotecnológica de la Universidad Francisco de Paula Santander, fue el mundo de la belleza el que la enamoró por completo.
Ella nunca imaginó que comprarle un local de uñas a una gran amiga suya, en el barrio Prados Norte, la llevaría a cumplir sus más grandes sueños junto a su compañero de vida.
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Su esfuerzo por aprender llevó a su esposo a regalarle un curso de cejas en Caracas, que le despertó una pasión que no sabía que tenía. Después vinieron más aprendizajes pues se quiso especializar en esa área, por lo que viajó a Barcelona, Punta Cana y México.
Todo lo que había aprendido la condujo a un éxito rotundo y cada día su emprendimiento crecía más. El pequeño espacio que había comprado ya no daba abasto así que decidió, hace cinco años, trasladarse a Caobos.
Jass tenía dos hijos, uno de 15 años y el menor de tan solo 16 meses. “Una madre, hija, prima, amiga, hermana y esposa excepcional, amorosa, noble, Dios mío, si nos ponemos a describirla nunca acabaríamos. Ella era un ser maravilloso y nos lo arrebataron”, relató una prima.
A sus familiares no les queda más que aferrarse a los recuerdos bonitos y su único aliento les da para exigir justicia.
“Hacemos un llamado a las autoridades porque el crimen en esta ciudad está desbordado y están muriendo personas inocentes que no tienen nada que ver en estos hechos”, concluyó la mujer.
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