La tragedia golpeó de manera devastadora a la familia de Braihiam Martín Soto Duarte, cuyo cuerpo yacía sin vida en medio del Anillo Vial Oriental, tras un aparatoso accidente de tránsito.
La escena era desoladora. Sus seres queridos, sumidos en un llanto inconsolable, veían cómo la vida de un joven de tan solo 28 años se apagó en un instante. Mientras tanto, el tráfico se había detenido.
A un costado de la vía, los familiares esperaban, destrozados, a que los funcionarios del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte de Villa del Rosario realizaran la inspección técnica y el levantamiento del cuerpo.
A medida que la noticia se difundía, sus amigos y conocidos comenzaron a llegar al lugar del accidente. Muchos de ellos vestían con orgullo el uniforme que los identificaba como parte del grupo de moteros que Braihiam lideraba.
La tristeza en sus rostros era palpable; habían perdido no solo a un amigo, sino a un guía y compañero en la ruta de la vida.
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El siniestro fatal
Ayer, cuando Soto Duarte salió de su vivienda, ubicada en la ciudadela La Libertad, con rumbo a su trabajo, jamás imaginó que no regresaría más.
Al parecer, cuando la víctima llegó al negocio, se percató que había dejado las llaves para abrir el establecimiento, por lo que su jefe le habría prestado su motocicleta Honda X ADV 750, modelo 2024 y de placa CCV58H, para que las buscara rápidamente. Y así fue.
El joven emprendió el camino, a las 8:40 de la mañana, por el Anillo Vial Oriental, pero a la altura de un reconocido condominio, en una pronunciada curva, llena de baches, perdió el control de la motocicleta y chocó contra el separador, lo que provocó que rodara por lo menos unos veinte metros. Presuntamente estaría conduciendo con exceso de velocidad.
A pesar de que los conductores que a esa hora transitaban por la zona, alertaron a las autoridades sobre lo sucedido y una ambulancia arribó al sitio, ya no había nada qué hacer, Braihiam Martín había fallecido.
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Amaba las motos
Se pudo conocer que Braihiam Soto era un apasionado por las motos, incluso, sería el líder de un club de moteros conocido como Gamusos, con el que realizaban viajes y obras sociales.
Sus amigos recuerdan que cada diciembre, la víctima reunía varios clubes para entregar regalos y llevar sonrisas a las personas de escasos recursos.
La última vez que compartieron fue el día anterior a su trágica muerte, pues se reunieron para asistir a una eucaristía por el cabo de año de un amigo que también falleció por un accidente de tránsito, sin pensar que al día siguiente estarían recibiendo otro duro golpe.
“Él no estaba acostumbrado a las motos grandes, siempre manejamos de menos cilindraje que ese. Esta moto está recién sacada del horno, aquí llevaba solo dos meses de haber llegado y se deben manejar con mucha precaución”, dijo una persona cercana a la víctima.
A los seres queridos de Braihiam solo les queda recordarlo como un gran ser humano, trabajador incansable y un padre amoroso, que luchó incansablemente por su mamá y su hija.
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