Sin salir del asombro, los familiares de Julio César Sánchez Gélvez todavía no entendían cómo este hombre fue asesinado presuntamente a disparos dentro de su casa, días atrás y sin que nadie escuchara nada.
Lo más misterioso es que la familia vive dentro de un complejo residencial que contiene un patio comunitario y varias habitaciones alrededor, en donde se hospedan aproximadamente diez personas, por lo que, en teoría, tendrían que haber escuchado el arma del homicida o los gritos, pero eso no sucedió.
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“Nos enteramos por el olor, una sobrina de Julio pasó frente a la puerta de su habitación y de una sintió el olor putrefacto. La puerta estaba medio cerrada y cuando la abrió lo vio tirado boca abajo en un charco de sangre”, aseguró un familiar de la víctima.
De inmediato, la familia, que vive en la avenida 0 con calle 0 del barrio Chapinero, llamó a la Policía Metropolitana de Cúcuta, que luego de ver el cuerpo alertó a la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) para adelantar las pesquisas de este nuevo homicidio y hacer el respectivo levantamiento.
Pensaron que no estaba
La última vez que Julio César fue visto con vida fue el domingo a las 6:00 de la mañana por una de sus sobrinas, pero para la familia en general no verlo el resto del día, ni al día siguiente, no era una novedad, pues acostumbraba a quedarse unos días con su antigua esposa los fines de semana.
“Él todos los domingos se iba para la casa de su exesposa, y ahí duraba uno o dos días antes de regresar. Yo lo fui a buscar el lunes para que me acompañara a hacer mercado, pero al llegar a la puerta la vi cerrada, supuse que estaba donde su esposa y me devolví”, explicó un hermano de la víctima.
Según sus familiares, Julio César, de 77 años, ya no trabajaba debido a su avanzada edad y vivía, al igual que algunos de sus hermanos, de arriendos producto de un terreno heredado por sus padres.
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“Toda esta zona donde está la casa fue heredada por los hermanos, entre ellos Julio César, y de ahí era que sacaba para sus gastos. Su muerte nos deja muy desconcertados, porque por lo general era alguien muy calmado y solitario”, contó una fuente familiar.
¿No hay pistas?
Hasta el momento, para las autoridades no existe claridad sobre los motivos que habrían impulsado este hecho de sangre ocurrido en la ciudadela Juan Atalaya, pues, de acuerdo con el testimonio de los familiares, Julio César no era un hombre de problemas.
“Era muy solitario y ni siquiera le gustaba discutir. Ni en los últimos días que hablé con él lo noté preocupado o diferente, se la pasaba en lo suyo, es más, hasta cuando iba a tomar lo hacía solo, se tomaba sus tres o cuatro cervezas al frente de la casa y se iba a acostar. Estamos consternados, pero sobre todo con zozobra porque no tenemos ni una pista del por qué lo mataron”, aseguró con tristeza el hermano.
Sumado a esto, el estado de descomposición en que se encontraba la víctima ha complicado a los policías conocer con precisión cuál fue el arma utilizada, por lo que se espera en los próximos días contar con el reporte de Medicina Legal para seguir avanzando en la investigación.
“La víctima tiene tres heridas, al parecer, de bala en su cabeza. Sin embargo, esa información está por confirmarse debido al estado en que fue encontrada”, explicó una fuente judicial.
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