Conmoción y tristeza sienten los habitantes de Mutiscua luego de conocer el hallazgo de los cuerpos sin vida de Mónica Alexandra Hernández Díaz, de 30 años, y su hijo de 6, tendidos en una cama.
El hecho, que aún es materia de investigación por parte de las autoridades, se registró en el barrio Hato Viejo de ese municipio de Norte de Santander.
En extrañas circunstancias
Eran las 8:15 de la mañana de ayer cuando a la inspección de Policía entró una llamada telefónica de una familiar de las víctimas, alertando sobre el lamentable hallazgo.
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Inmediatamente, los uniformados de la Policía de Norte de Santander arribaron al lugar de los hechos, encontrándose con la escena: al interior de la vivienda, en una de las habitaciones, yacían Mónica y el pequeño, sin signos vitales.
Según las autoridades, ella tenía algunas heridas en el cuello y los brazos, al parecer, provocadas con una hojilla para afeitar que encontraron en el sitio, mientras que el menor no presentaba ningún signo de violencia. “Posiblemente le dieron de tomar algo que le provocó la muerte”, dijo una fuente judicial.
En medio de la conmoción, el lugar fue acordonado para realizar la respectiva inspección técnica y el levantamiento de los cuerpos.
Aunque las autoridades adelantan las investigaciones pertinentes para esclarecer las causas del hecho, presuntamente, todo apuntaría a que la mujer asesinó a su hijo y, posteriormente, se suicidó.
“No hay palabras para expresar el sentimiento por su partida. Extendemos nuestra solidaridad y condolencias a sus familiares y amigos”, expresó la administración municipal a través de un comunicado.
¿Estaba planeado?
Se pudo conocer que la noche anterior del hallazgo (viernes), Mónica Alexandra habría contactado a una de sus familiares más cercanas para pedirle que la visitara ayer, en su vivienda, supuestamente para que le colaborara con algo de un gato.
Y así fue. La familiar llegó hasta el apartamento en el que residía la mujer junto con su hijo, pero nunca imaginó lo que encontraría en su interior.
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En la entrada había un letrero en el que le indicaba que abriera la puerta por la ventana y, al hacerlo, los encontró muertos.
No hay explicaciones
Tras conocer la noticia, el desconcierto se apoderó de la comunidad, pues ninguno se explica lo que sucedió. Según algunos allegados a Mónica Hernández, ella era una mujer feliz, sonriente y trabajadora.
Sus días los dedicaba a laborar como estilista mientras su pequeño hijo cursaba preescolar en el Colegio Nuestra Señora de la Merced. Aunque se había separado del papá del menor en mayo, ella misma -dicen- manifestaría que se sentía más tranquila y mejor.
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