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Judicial
El narcotráfico somete a la infraestructura petrolera en Norte
El oleoducto Caño Limón-Coveñas es muy apetecido. Ha sido blanco de 29 ataques este año.
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Andrés Julián González
Andrés Julián González Pardo
Sábado, 17 de Septiembre de 2016

El multimillonario negocio del narcotráfico, que mantiene su poder en la zona del Catatumbo, en Norte de Santander, afecta también de manera constante la infraestructura petrolera que funciona en esta región del país.

El oleoducto Caño Limón-Coveñas es el blanco apetecido por los grupos armados ilegales que delinquen en la región,  y que roban el petróleo para procesarlo y convertirlo en ‘pategrillo’, insumo utilizado para el procesamiento de cocaína.

Las organizaciones al servicio del narcotráfico utilizan métodos artesanales para hurtar el hidrocarburo, como la instalación de válvulas ilegales por las que sacan el crudo, lo transportan a través de mangueras a una refinería y allí lo procesan.

Según las autoridades, en lo corrido de este año se han registrado cinco atentados más (29) que el año anterior contra la infraestructura petrolera.

Estos hechos, perpetrados en su mayoría por el Ejército de Liberación Nacional (Eln), además de generar pérdidas millonarias, ocasionan daños ambientales por el derrame del petróleo, obligando a Ecopetrol a activar planes de contingencia con la implementación de barreras mecánicas que absorben el crudo en medio de los ríos y quebradas afectadas.

Sin embargo, según Ecopetrol, la instalación de las válvulas ilegales a lo largo del oleoducto representa la mayor afectación de la estructura.

El reporte de la empresa petrolera indica que en agosto fueron hurtados más de 1.700 barriles diarios del oleoducto Caño Limón Coveñas, a través de la modalidad de las válvulas.

En el Campo Tibú (donde hay pozos y líneas de transferencia) se roban más de 200 barriles diarios; allí, las autoridades encuentran entre dos y tres válvulas instaladas de manera ilegal cada día.

Además, los grupos ilegales se han robado 55 válvulas, cinco transformadores y más de 3.080 galones de valvulina, elementos necesarios para el desarrollo de las operaciones de los pozos productores de petróleo.

Constantemente, soldados de la Trigésima Brigada del Ejército descubren estas instalaciones; al notar la existencia de las válvulas, los militares activan el protocolo de seguridad para que los funcionarios de Ecopetrol ingresen al lugar y desinstalen las llaves adaptadas de manera artesanal en el tubo.

Entre las estrategias de Ecopetrol está utilizar elementos geométricos para taponar las válvulas ilícitas por efectos de presión. Esta acción se complementa con la inspección para detectar las modificaciones en las líneas de transporte del crudo.

En la infraestructura petrolera se han instalado 409 válvulas entre 2015 y lo corrido de 2016; solo en lo que va de este año, al menos 105 llaves ilegales han sido detectadas.

Según Ecopetrol, con estas instalaciones se han perdido 430 mil 361 barriles de petróleo en Norte de Santander.

En el oleoducto Caño Limón se han encontrado este año al menos 21 válvulas, de las cuales once estaban en Tibú; cuatro en El Tarra; dos en El Carmen; tres en Teorama y una en Sardinata.

Ecopetrol gastó más de 379 millones de pesos para subsanar los daños ocasionados por esta práctica ilegal en Norte de Santander.

Asimismo, en el Campo Tibú, donde hay producción de los pozos, los grupos criminales instalaron 84 válvulas, generando pérdidas en más de 4 mil barriles de petróleo; para limpiar las afectaciones la empresa tuvo que gastar más de 260 millones.

Las principales afectaciones por el derrame de petróleo se han registrado en el río Tibú, y en las quebradas Cuaré, La Perdida, Medroza, Caño Veinte, Victoria Sur, Caño Techín, El Loro, entre otros.

Entre 2015 y lo corrido de este año han sufrido daños 51 mil 500 metros cuadrados de suelos y capa vegetal en el departamento por causa del accionar de los grupos alzados en armas que se financian a través del narcotráfico.

La semana pasada fue restringido el servicio de acueducto en Tibú, por los rastros de crudo que las lluvias arrastraron al río, producto del goteo en el robo de petróleo.

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