El presagio que tenían los familiares de Leonardo Rivera Laguado, desde que él se desapareció hace al menos quince días, de su casa, ubicada en El Zulia, terminó trayendo dolor entre sus seres queridos, tras conocer la noticia de su asesinato.

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A través de una llamada anónima a uno de los hermanos de la víctima, fue que se conoció el macabro desenlace del comerciante de carbón, en la vía entre la vereda El Infierno y el corregimiento Banco de Arena, zona rural de Cúcuta.

Cuando los dolientes fueron alertados del hecho, de inmediato se trasladaron hasta el punto que les habían indicado y efectivamente encontraron a Leonardo Rivera tendido en la carretera polvorienta, al parecer, con múltiples golpes que le causaron la muerte.

El cadáver estaba envuelto entre un plástico negro, a la orilla de la carretera, hasta donde miembros de la funeraria Nuestra Señora del Carmen llegaron para trasladarlo al Instituto de Medicina Legal, en Cúcuta, donde las autoridades adelantaron la inspección técnica.

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Los familiares de Rivera aseguraron que él era oriundo de Sardinata y que estaba dedicado a trabajar recogiendo carbón en diferentes minas de El Zulia.

“Todo se lo dejamos a Dios. No sabemos por qué pasó esto, pero que Dios se encargue de todo”, dijo uno de los familiares.

El sábado, los dolientes adelantaron los trámites para identificar el cuerpo y reclamarlo para darle el último adiós.

Según se conoció, Rivera Laguado dejó un hijo de 17 años y otra de 6. Su familia lo recuerda como un hombre alegre, trabajador y muy dedicado a sus seres queridos.

Leonardo se caracterizaba por ser tranquilo y al que no le gustaban los problemas, por lo que no se tiene certeza de qué pudo ocasionar el violento hecho.

Escenario mortal

Tanto la vereda El Infierno, como el corregimiento Banco de Arena, han sido históricamente escenarios violentos, donde la presencia de grupos armados ilegales como el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), se han encargado de imponer terror y muerte.

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Las disputas a sangre y fuego por el control del territorio, para dominar el narcotráfico y el cobro de extorsiones han hecho de estos sectores de la zona rural de Cúcuta, lugares de pánico, donde hasta las mismas autoridades se abstienen de ir, por evitar riesgos de ser atacadas por los temibles integrantes de estas organizaciones armadas.

Aunque las autoridades no tienen mayores pistas del hecho que desencadenó en la muerte de Leonardo Rivera, no se descarta cualquier hipótesis, ni que el crimen tenga relación con el oficio que él desempeñaba.

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