Son las 9:00 de la mañana y en Tibú hay un ambiente enrarecido. Con solo caminar por la calle principal de esta población del Catatumbo, donde se concentra gran parte del comercio y están las sedes de la Alcaldía y la Terminal de Transporte, se puede sentir y hasta ver que no es un lunes normal. Todo por cuenta de que el domingo pasado fue asesinado Bernardo Betancurt, quien, según muchos habitantes, era el candidato con más opciones para remplazar al alcalde Jesús Alberto Escalante.
Las caras de muchos pobladores que van y vienen por esta avenida conocida como Los Motilones, o aquellos que permanecen sentados afuera de los locales o del mismo palacio municipal, dejan entrever la incertidumbre y zozobra que se vive por ese lamentable hecho, que demuestra que en el Catatumbo quienes imponen la ley son los grupos armados ilegales.
Lastimosamente, señalaron varios líderes comunales, la gran mayoría de los comerciantes no acataron la solicitud de cierre de sus establecimientos como protesta por este lamentable suceso que estremeció a Norte de Santander.
Pero al caminar una cuadra más allá, justo detrás de la Alcaldía, el ambiente es mucho más pesado, y todo porque ahí, en ese sector, está la sede de Betancurt, que hasta el sábado a las 6:00 de la tarde permanecía llena de gente que quería hablar con él candidato y ofrecerle su respaldo.
Al hablar con el equipo de campaña del aspirante conservador asesinado, también se siente el dolor y algo de rabia, pero lo más preocupante es el desconcierto que sienten, pues nadie logra asimilar por qué Betancurt no acató la decisión que tomaron el sábado hacia las 10:30 de la noche, de no ir a la vereda El Silencio, a menos de una hora en chalupa desde el corregimiento La Gabarra, zona rural de Tibú.
“Nosotros nos reunimos con Bernardo y quedamos de que se cancelaba la ida a El Silencio, pues él mismo recibió la información que le iban a cometer un atentado si seguía moviéndose por la zona rural. Alguien lo llamó ese día y le dijo que se cuidara mucho, que era mejor que no saliera por ahora del casco urbano. No entendemos por qué no acató la decisión que se tomó”, señaló un allegado.
Añadió: “lo que sabemos es que Bernardo se levantó el domingo muy temprano y fue a buscar que un amigo le prestara una camioneta, pero quienes iban con él, nos dicen que estaba con algo de miedo, pues le mandó a quitar una publicidad que tenía y quienes llevaban unos ponchos con el nombre de él, les dijo que se los quitaran o que no dejaran ver que eran publicidad suya. Todo nos pareció muy raro”.
Hacia las 8:00 de la mañana, del domingo, el candidato llamó a varios de sus más allegados, además de unos candidatos al Concejo.
El obispo de Tibú, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, estuvo en la marcha del silencio por las calles de ese municipio del Catatumbo, para reclamar paz y el cese de la violencia.
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El viaje final
Media hora después, dos camionetas blancas, un carro pequeño y una moto emprendieron el viaje desde el casco urbano de Tibú hacia La Gabarra. Llegando dos horas y media después al puerto de esa población en el corazón del Catatumbo.
“La idea era subirnos a una canoa e irnos para El Silencio, donde nos esperaban habitantes de otras tres veredas más. Allá Bernardo había dado plata para comprar una ternera y asarla, para luego reunirse con la gente y pedirles que nos acompañaran con sus votos”, señaló un miembro de la campaña de Bernardo Betancurt.
Agregó: “él jamás pedía acompañamiento de las autoridades porque siempre confió en la gente. Jamás sintió miedo, solo hasta el sábado en la noche cuando le hicieron esa advertencia de que lo querían joder. Eso es un tema netamente político porque sabemos que de otra campaña salieron unos rumores que lo pusieron en peligro”.
Y precisamente, cinco minutos después de que Betancurt y su comitiva llegaran al puerto de La Gabarra y se bajaran a hablar con varias personas, aparecieron dos hombres armados, uno de los cuales se metió por entre una aspirante al Concejo y otra mujer que acompañaban al candidato y sin decir una sola palabra le propinó un tiro en la parte posterior de la cabeza a Bernardo. El acompañante del asesino también tenía un arma en la mano y lo único que hacía era apuntar para todos lados, intimidando a quienes se encontraban en ese lugar, sostuvo un testigo.
“Luego el pistolero le pegó otro tiro por la espalda, y enseguida sonaron otros dos disparos. Ahí mismo, varios de los que íbamos con Bernardo salimos a correr asustados, yo alcancé a mirar y lo vi a él tirado en el suelo. Eso fue muy rápido. Los tipos esos, al ver que ya estaba muerto, se fueron caminando tranquilamente para la esquina, donde los estarían esperando en unas motos. Se sabe que como a tres kilómetros, saliendo de La Gabarra, se cambiaron las camisas y llegaron hasta el sector Mata de Coco, donde agarraron por una trocha con rumbo a Venezuela”, afirmó otro testigo de los hechos.
Mientras que los asesinos escapaban, en La Gabarra todo era desesperación y zozobra, pues los acompañantes del candidato corrieron a buscar a la Policía, que estaba a cuadra y media de ahí y podían observar lo que había pasado, “pero ninguno de los uniformados quiso salir de la estación, todos estaban escondidos adentro, dijeron que no podían salir”, indicó uno de los acompañantes del candidato asesinado.
Ante eso, varios de la comitiva del candidato corrieron a buscar a los soldados que permanecen en las instalaciones militares de La Gabarra, luego de media hora, un grupo de 12 uniformados los acompañó y como pudieron aseguraron el sitio donde se presentó el ataque, donde llevaron el cadáver de Bernardo y donde se refugiaron los aspirantes al concejo, por miedo a no ser víctimas de los violentos.
Una hora y media más tarde, un helicóptero llegó y después de desembarcar al personal del CTI que iba a efectuar la inspección técnica a cadáver, sacó a un grupo de los acompañantes del candidato asesinado y a su esposa. Ya entrada la noche, hacia las 8:00, el cuerpo de Betancurt fue llevado a Medicina Legal en Cúcuta.
Tibuyanos piden paz
Tibú está de luto. Así lo dijo anoche monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, obispo de esta población del Catatumbo. Y eso fue lo que demostraron cerca de 1.500 personas que asistieron a la misa que se ofició en la catedral y la marcha del silencio que recorrió gran parte del municipio.
Y durante estas dos actividades se podían seguir sintiendo esos sentimientos de dolor, rabia e impotencia, no sólo por el asesinato del candidato a la Alcaldía de Tibú, Bernardo Betancurt, sino por los otros 71 homicidios que se han registrado este año en esta localidad.
Las palabras de monseñor Omar Alberto Sánchez fueron tan emotivas al rechazar esa oleada de violencia y pedirles a los grupos armados frenar todo ese ataque contra la vida, que dentro de la catedral San Luis Beltrán, el silencio era total y en las caras de los asistentes se podía entrever que ellos también están cansados de esa problemática, pero que por miedo prefieren callar.
“Los que tienen el poder de matar a las personas es un pequeño grupo, que piensan que somos animales de corral que pueden agarrar al que quieran y asesinarlo. Eso no puede seguir así, invito a esas personas que están provocando todo ese dolor que no lo sigan haciendo”, señaló el obispo.
Una hora y media después de la celebración litúrgica, se inició la marcha con velas encendidas.
Quienes como espectadores la vieron pasar, no salían de su asombro al ver cerca de seis cuadras llenas de gente. Todos vestían camisas, camisetas, blusas o vestidos negros. Hasta monseñor Omar Sánchez y ocho sacerdotes que lo acompañaron, todos de negro.
En el cementerio tibuyano, el obispo afirmó que “ya que no pudieron traer el féretro de Bernardo, hagámosle este homenaje póstumo, porque él era una persona muy humilde que se lo merece”.
Las honras fúnebres de Betancurt se cumplirán esta tarde, a partir de las 3:00, en Cúcuta.