Los últimos siete meses en la vida de Andrés Felipe Caicedo Obregón fueron una serie de desafortunados eventos que fueron desde una pierna lastimada hasta su homicidio a mano armada en la avenida 15A con calle 15 del barrio El Contento.
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Según pudo consultar este medio, en plena celebración de Navidad del año pasado, el hombre, de 36 años, se lastimó una de sus piernas, por lo que tuvo que interrumpir sus labores. Con anterioridad había trabajado en un parqueadero en los alrededores del Centro Comercial Alejandría.
Por dicha lesión se tomó una pausa durante varios meses, hasta que hace poco, consiguió un acuerdo temporal para trabajar con una reconocida funeraria de la ciudad como conductor de los vehículos de dicha empresa. Esta oportunidad la recibió gracias a que el conductor contratado había pedido sus vacaciones.
Este oficio le duró hasta hace apenas un par de días, al retornar el anterior chofer. Andrés regresó a la antigua rutina, pasando mucho tiempo en la casa de sus padres, donde vivía. “Si él hubiera seguido trabajando no hubiera estado hoy aquí a esta hora”, lamentó un familiar de la víctima.
El día de ayer, 25 de junio, sobre el mediodía, mientras la madre de la familia preparaba el almuerzo, el padre de Andrés le pidió ayuda para lavar una pequeña camioneta afuera de la casa. Los dos se pusieron en dicha obra, de un balde de color verde prevenía el agua enjabonada que corría hacia la parte inferior de la empinada calle, que pronto se tornaría de rojo.
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Pues minutos después de iniciada la labor, dos sujetos en motocicleta llegaron hasta este punto, uno de ellos desenfundó un arma de fuego, puso a Andrés en el punto de mira y apretó el gatillo en al menos cuatro oportunidades, dejando a su víctima tendido en el suelo gravemente herido.
En cuestión de segundos pasó la impactante escena que dejó sin palabras al único testigo de lo sucedido, el padre de Andrés, quien levantó la vista apenas para ver como los responsables escapaban, mientras bajo el cuerpo de su hijo se empezaba a formar un charco de sangre.
Sin perder tiempo, lo cargó a la camioneta que estaban lavando y lo llevó de emergencia a la Unidad Básica Loma de Bolívar, aunque pasaron apenas minutos, las heridas eran demasiado graves y al llegar al centro asistencial, la víctima ya no tenía signos vitales.
Con resignación la familia tuvo que retornar a su casa, donde el almuerzo quedó servido y Andrés ya no estaba para compartirlo.
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Las autoridades fueron alertadas y la Policía Metropolitana de Cúcuta llegó al centro médico para atender la situación, en tanto, otras patrullas se dirigieron al lugar de los hechos, en la mitad de la calle había quedado aquel balde verde y a su lado una mancha de sangre que evidenciaba el lugar donde Andrés había pasado sus últimos minutos.
La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) llegó a la casa para adelantar las investigaciones tempranas, compilaron algunas características de los responsables e iniciar un Plan Candado para tratar de dar con su paradero, aunque a cierre de esta edición, sigue siendo un misterio.
Los móviles siguen sin ser esclarecidos, hasta donde se conoció, el hombre no tendría antecedentes, ni era de meterse en problemas. Las autoridades tampoco tienen ningún indicio específico de qué podría haber desencadenado el hecho de sangre.
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Andrés
Los primeros años de la vida de Andrés los pasó precisamente frente a las instalaciones de este medio, durante mucho tiempo vivió con su familia en el barrio La Playa, donde también estudió el bachillerato aunque se dio cuenta que no era lo suyo. Según los que lo conocían, era una persona muy trabajadora, al igual que toda su familia.
Tuvo varios trabajos durante su juventud, la que se vio acompañada de una paternidad que le llegó a sus apenas 20 años de edad, con una mujer aún menor, con ella tuvo una hija, que hoy tiene 16 años. Seis años después fue papá por segunda vez, de otra niña, que ahora tiene 10.
Aunque por momentos se dejara ganar por su temperamento fuerte, su familia declaró que lo va a recordar con mucho cariño como alguien muy servicial, trabajador y echado para adelante.
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