El universo es magno en su esencia y gracias a ello tiene una infinidad de fenómenos que a simple vista son eventos imposibles de olvidar, como las míticas y muy anheladas Perseidas o “lágrimas de San Lorenzo”, que en sí se trata de una lluvia de estrellas que no requiere ni de telescopio ni otro tipo de herramientas ostentosas para poderse observar.

“Una cosa que recomendamos es ver la lluvia de estrellas tumbados en alguna superficie horizontal, que al estar mucho rato de pie mirando hacia arriba acabas con las cervicales fatal”, dice con mucha gracias el astrofísico Javier Armentia, director del observatorio astronómico Planetario de Pamplona, en la capital navarra, para el diario El País de España.

Lea: Universidad ECCI y la Nasa enseñan astronomía y tecnología en colegios

Este fenómeno se da, en palabras muy simples, gracias a que por la misma época del año el planeta choca con la estela de “escombros” que ha dejado el paso del cometa Swift Tuttle, que se vio por última vez en 1892 y tarda 135 años en dar una vuelta al sol. Dada la época del año en la que el planeta entra a esta mencionada estela y por la constelación que hay detrás de esta cuando se da este fenómeno, la constelación de Perseo, esta lluvia de estrellas recibe el nombre de Perseidas y es la más famosa entre todas, porque coincide con el verano.

Tal como informa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), este fenómeno se puede empezar a ver desde junio y el día máximo para poder detallarlo es entre el 12 y el 13 de agosto. Ahora, lo más importante a la hora de hacer todo lo posible para poder presenciar es alejarse lo más que se pueda de las ciudades, pues estas tienen una contaminación lumínica constante en las noches.

El campo es el mejor lugar para poder ver esta lluvia de estrellas obviamente en la noche y una vez allí, es pertinente esperar un tiempo a que la vista se acostumbre a la oscuridad para que empiecen a resaltar las estrellas fugaces producto del fenómeno explicado anteriormente, al que solo le queda una semana de vida.

“La luna estará en cuarto menguante en esa fecha, la luna nueva es el 16 de agosto, así que 2023 será muy propicio para ver la gran lluvia de estrellas veraniega”, añade el astrofísico Pablo Pérez González, del Centro de Astrobiología del CSIC, para el citado diario español.

Conozca: El algoritmo de Facebook no altera las creencias de los usuarios, según estudio

Ahora, hay que tener en cuenta que todos los países tienen climas diferentes, por eso es mejor cerciorarse con anterioridad qué tipo de efecto climático está pronosticado para la noche del 12 de agosto, fecha en la que se podrán ver en promedio entre 50 y 100 estrellas fugaces. “Es la noche del año que más estrellas se van a ver, hay gente que espera un chaparrón continuo, pero la actitud correcta para verlas es dejarse sorprender, esas pocas que alcanzas a ver en el momento en el que miras al cielo ya es maravilloso”.

Uno de los temas que también queda en evidencia gracias a este fenómeno astronómico es la contaminación y el daño que se le ha hecho a la atmósfera. Décadas atrás era más fácil buscar un lugar para poder ver esta lluvia de estrellas, sin embargo, ahora con el nivel de contaminación que hay en el aire, hay que ir a lugares más recónditos para poder ser testigo de la inmensidad de la física y la astronomía.

“Desde los años 90 la calidad del cielo ha empeorado; incluso para poder ver la Vía Láctea, la gente que ya tenemos una edad nos acordamos de cuando íbamos al pueblo, pero preguntas a los chavales pequeños en el planetario, nos dicen que no”, declara Armentia.

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion