El sector de La Parada, en Villa del Rosario, es por primera vez el escenario que reúne a cerca de 100 adolescentes, colombianas y venezolanas, en el campeonato femenino de fútbol sala. La iniciativa se enmarca en los días de activismo contra la violencia de género y cumple el objetivo de brindar a estas menores nuevas posibilidades deportivas, artísticas y culturales, así como vincularlas en espacios de inclusión.
Alexander López Palomino, coordinador del programa deportivo del Centro Don Bosco, que adelanta esta iniciativa, señala que vienen niñas de diferentes municipios de Venezuela, siendo menores que no tienen la posibilidad de integrarse a nivel deportivo en sus territorios.
“Son niñas entre los 12 y 16 años. Hemos tratado de ubicar niñas de entornos vulnerables sobre todo extranjeras. En algunos casos las menores ya han practicado fútbol sala. Contamos con líderes comunales quienes son nuestro enlace para encontrar a las menores deportistas y una vez hecho ese trabajo las integramos al tema fronterizo”, indicó el coordinador, añadiendo además que las niñas de Cúcuta también se encuentran en procesos de integración y vinculadas con actividades deportivas.
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Salud mental
Cerca de 100 menores hacen parte de este proyecto deportivo con intensidades horarias de entrenamiento de tres veces por semana, recibiendo todo el apoyo teórico y práctico que requiere la disciplina deportiva.
Así mismo, el enfoque psicosocial ha sido fundamental como complemento de las prácticas y priorizando la salud mental de las menores.
“Es un tema de motivación teniendo en cuenta las problemáticas de salud que surgieron después de la pandemia. Hemos tratado de canalizar temas de depresión, ansiedad y situaciones interpersonales, entre otros factores. El deporte ha permitido que ellas se incluyan más en la sociedad y puedan estar más aptas para enfrentarse a la vida”, añadió Palomino.
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Articulación de esfuerzos
El grupo de gestión antidrogas de la Policía Nacional en la regional de Norte de Santander, se suma a estas iniciativas trabajando en la prevención frente al consumo de sustancias psicoactivas de los niños, niñas y adolescentes del departamento.
Bárbara Juárez, de 14 años, es una de las jugadoras del torneo, integrante del equipo Ángeles Guerreros de la fundación Actitud Resiliente. “Soy migrante venezolana y participar en el equipo me ha ayudado a formarme como líder y a seguir luchando por cumplir mis sueños personales y también los de mi equipo, pues todas tenemos historias similares de migración”, señaló.
Gestión antidrogas
En un trabajo articulado con la Fundación Actitud Resiliente de la cual hace parte el centro juvenil Don Bosco, a través del deporte y de actividades recreativas o artes plásticas, han rescatado menores que se encuentran en condición de vulnerabilidad y que están expuestas a ser instrumentalizadas ya sea por el consumo o por la venta de estupefacientes.
Es allí donde inicia la articulación de entidades para que a través de procesos de formación, los menores sean rescatados.
“Hacemos un diagnóstico, una caracterización de estos territorios y empezamos a trabajar de acuerdo a sus necesidades. Uno de los riesgos sociales más sentidos que hemos encontrado es el consumo de sustancias psicoactivas, que tiene diferentes factores asociados como la violencia intrafamiliar, la falta de acompañamiento parental y diferentes formas de abuso, los cuales empezamos a intervenir y con nuestros aliados mirar que tratamiento se le da a cada uno de estos casos”, enfatizó el intendente Hugo Rodríguez Sánchez, responsable del grupo de Prevención Antinarcóticos Regional Número 5.
La idea, señala, es siempre ayudarlos desde la educación y enfocarlos hacia lo que a ellos les gusta en este caso como el fútbol sala.
Sin barreras migratorias
Las organizaciones y grupos de trabajo asociados a la iniciativa atienden menores y padres de familia sin distinción de nacionalidad. Reconocen que son una población en la que niños y jóvenes están en riesgo y eso conlleva a que haya otros problemas de tipo social y familiar.
“Todos son vulnerables incluso hay migrantes que tienen más de grado de vulnerabilidad y a ellos hay que brindarles más atención”, añadió el suboficial.Otra de las jugadoras venezolanas señaló “el fútbol me motiva a llevar a otras niñas hacia este camino que es el fútbol y hacer actividades diferentes que aparten de las drogas a muchos jóvenes, pues ellos encuentran cómo ocupar su tiempo a través del deporte”.
A través del proyecto de la Policía denominado ‘Modelo de Intervención Integral Iniciativas Comunitarias hacia la Convivencia y Seguridad’ se han atendido más de 2.000 jóvenes que se han beneficiado con los programas.
Diferentes sectores de Cúcuta y Villa del Rosario se han beneficiado con la puesta en marcha de este modelo de intervención integral, cuyo objetivo es rescatar a más jóvenes y brindarles nuevas oportunidades deportivas y culturales.
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Días de activismo
Como parte de las iniciativas en favor de la población migrante que hace presencia en la frontera colombo-venezolana, y que promueve la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) a través del proyecto Integra, este año no serán 16 días de activismo (como los años anteriores) sino 24.
“Son 24 días de activismo que se están realizando desde el 25 noviembre que se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 10 de diciembre que es el Día Internacional de los Derechos Humanos y hasta el 18 de diciembre que conmemoramos el Día Internacional del Migrante”, señaló Ruth Pérez, profesional psicosocial del Centro Intégrate de Cúcuta.
Conmemoración fronteriza
El objetivo es que durante estos días, se lleven a cabo diferentes actividades enmarcadas en estas conmemoraciones, razón por la que el torneo de fútbol femenino que se adelanta en La Parada incluye estas celebraciones.
“Lo que hacemos es concientizar a las niñas y adolescentes sobre las Violencias Basadas en Género (VBG) ya que muchas no conocen el tema, o por el hecho de ser migrantes creen que no cuentan con los mismos derechos. Darles a conocer que ellas son un ente transformador a partir del rol que cada una ocupa desde su proyecto de vida, ya sea como lideresas o integrantes de una comunidad”, añadió la profesional
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