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Editorial
Ruta de los huecos
Entonces llega el momento de las reflexiones. Si eso es así de dramático, por qué no se estructura un megaplan que quede convertido en asunto de Estado y no en un simple aspecto de campaña.
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Viernes, 4 de Noviembre de 2022

En un mal endémico se convirtió en Cúcuta el pésimo estado de la malla vial en la que hay huecos sobre huecos, con incontables calles y avenidas que más bien parecen trochas y que generan contaminación, efectos en la salud, daños en los vehículos y hasta accidentes de tránsito.

Bajo el titular “Un viaje por la ruta de los huecos en Cúcuta”, La Opinión en su informe destapó hechos que reclaman algo más que un simple reparcheo por la magnitud de lo que enfrentamos y que requiere de un bien estructurado plan como si fuera una política pública.

Con bombos y platillos, cortes de cinta y la foto posada, las tres últimas administraciones municipales, es decir las de los alcaldes Donamaris Ramírez, César Rojas y Jairo Yáñez, han invertido aproximadamente entre todas 160.00 millones de pesos.

Cualquiera puede decir que eso no se ve y tal vez tenga toda la razón puesto que esa plata queda convertida en una ínfima gota de asfalto en un inmenso mar de baches, si recordamos que en caja debería haber unos tres billones de pesos para arreglar toda la red vial cucuteña que mide algo más de 1.200 kilómetros.

Entonces aquí llega el momento de las reflexiones. Si eso es así de dramático, por qué no se estructura un megaplan que quede convertido en asunto de Estado y no en un simple aspecto de campaña, para que la estructura vial de la ciudad sea modernizada.

¿Y la plata?, dirán los escépticos o aquellos que prefieren que ese mal persista en el tiempo para tenerlo como caballito de batalla electoral.

Para responder a la pregunta hay alternativas. Por ejemplo, comprometer todo el recaudo de la sobretasa a la gasolina que ahora ya no es de monedas sino de una cuantiosa cantidad. La Alcaldía de Cúcuta pasó de captar $800 millones en 2014 a recaudar $17.732 millones en 2021, un aumento del 422%.

Esa ya sería una cuota inicial del municipio para plantearles a Findeter y al Gobierno Nacional que entren a apoyarlo en este programa, bien sea como aportantes o como garantes para lograr la estructuración de una estrategia en la que puede jugar papel la inversión privada y el apoyo internacional y otras alternativas.

Buscar revertir la ruta de los huecos en la vía del asfalto, el mejoramiento urbano y la generación de empleo, con participación de las empresas de servicios públicos –para que obviamente mejoren sus redes- sería la opción con varios compromisos ineludibles a futuro, para cuidar la inversión y evitar el acelerado deterioro.

Se trata de planificar los mantenimientos que podrían ser una alternativa valedera para reducir desempleo creando cuadrillas con esa misión, vinculando a las juntas comunales, por ejemplo.

El pensamiento y la planeación cortoplacista en este frente nos deja la lección de que ese es un camino equivocado, puesto que lejos de los colores o ideologías partidistas, los cucuteños de todas las capas sociales merecen que tanto al frente de su casa o en la calle del centro o la avenida que lleva a cualquier barrio la malla vial sea amigable.

Ahí tienen una tarea los concejales, los gremios económicos, las universidades, los expertos y consultores para más allá de otro diagnóstico, trazar y defender y gestionar y emprender el plan de acción de la megapavimentación cucuteña.

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