El calendario escolar de 2023 empezó a activarse en Norte de Santander, tiempo que trae a colación algunos hechos que sucedieron el año pasado en Cúcuta y que ojalá no vayan a repetirse, puesto que los estudiantes y padres de familia vuelven a ser los perjudicados.
Empecemos por recordar el siempre recurrente hecho de los cobros sin autorización de una especie de ‘cuota voluntaria’ en algunos establecimientos escolares al momento de las matrículas para cubrir algunos gastos.
La anterior situación ocurre porque se ha visto que los planteles públicos abren sin contar con personal de celaduría ni de servicios generales y del área administrativa, cuyas contrataciones se hacen mucho tiempo después de que arranquen las clases.
Al parecer, en esta oportunidad, dicho episodio de la falta de este tipo de funcionarios debería ser una cosa del pasado, porque para la vinculación ya existirían los recursos presupuestales asignados para ello.
Resulta fundamental que las instituciones educativas del municipio estén realmente preparadas desde el primer minuto en que las aulas reciben a los alumnos y profesores, evitando así molestias e inconvenientes para el normal desarrollo de las labores académicas.
Que los baños o unidades sanitarias estén aseados y garantizar que siempre permanezcan así con el propósito de evitar que se conviertan en focos de insalubridad, encaja dentro de la prestación del servicio de educación de calidad, al igual que tener vigilantes permanentes para evitar los robos de computadores y equipos, en una acción delincuencial que igualmente deteriora la labor docente.
Esto es bueno tenerlo presente para que una vez los 62 planteles oficiales con sus cerca de 125.000 alumnos reinicien tareas, aspectos tan sencillos como estos queden resueltos con antelación.
El Plan de Alimentación Escolar (PAE), que cubre a 88.020 estudiantes, fue un asunto que en los primeros meses de 2022 estuvo en debate, porque las clases arrancaron y el programa se demoró en servirse.
La historia dice que pasó parte de enero y la totalidad de febrero, marzo y abril para que hasta el 9 de mayo de 2022, por fin, el PAE comenzara a suministrarse a la población educativa seleccionada, tras superar un complejo proceso que estuvo lleno de adversidades para la contratación del operador en Cúcuta.
Con ese amargo recuerdo llegó 2023 con la inquietud de si aquel asunto fue algo circunstancial y que en esta oportunidad la mesa sí estará servida con el PAE desde el 23 del presente mes.
Sobre tal asunto existen diversos anuncios desde la órbita municipal para dar a entender que la situación ha cambiado y que todo funcionará perfectamente. “La estrategia de planificación en que se trabaja asegurará a los niños de las escuelas oficiales gozar del PAE a partir del primer día de clases”, es el compromiso que desde finales del año pasado asumió el secretario de Educación Municipal, Luis Eduardo Royero.
Y mientras la comunidad educativa espera que la arquitectura de los procedimientos para el regreso al colegio estén delineados, no pueden olvidarse dos puntos adicionales relativos al añejo problema del déficit de maestros: las provisionalidades y los nombramientos en propiedad de los profesores requeridos para atender las necesidades en las zonas urbana y rural de Cúcuta.
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