

Con el sol a las espaldas culminan hoy tres años de mandato del presidente Gustavo Petro y comienza la última fase de un mandato en el que, por ejemplo, en su gabinete han desfilado 57 ministros.
Como se dio a conocer en el especial publicado por La Opinión en la edición dominical, son muchos los pendientes con Norte de Santander, departamento en el que el sentir general señala que no se ha avanzado más allá del discurso.
Muchas cosas están peor que antes entre ellas la violencia que desangra al Catatumbo con una guerra abierta entre el Eln y la disidencia de las Farc que al disputarse a sangre y fuego el negocio del narcotráfico, ocasionaron la peor e histórica crisis humanitaria.
En otras palabras, en esta subregión nortesantandereana la política de ‘Paz Total’ sufrió uno de los mayores descalabros, al demostrarse que el Ejército de Liberación Nacional ni fue debilitado ni desmovilizado prontamente, puesto que por el contrario las organizaciones armadas ilegales se fortalecieron y extendieron su poderío.
Los nortesantandereanos están a la espera de las decisiones que en materia de recuperación de la seguridad y de consolidación de la paz va a tomar el presidente Petro a quien ya se le está acabando el tiempo para lograr sacar adelante una de sus banderas.
Ante las urgencias nacionales y regionales, sería preferible que el jefe de Estado se dedicara a gobernar las 24/7, pero realmente concentrado en ello con su equipo de gobierno para adelantar lo previsto en el Plan Nacional de Desarrollo.
En este aspecto se necesita que les ordene a sus ministros y a Planeación Nacional profundizar la ejecución presupuestal en las regiones en materia de obras de infraestructura vial, educativa, programas sociales e inversiones que ayuden a enfrentar males estructurales como el desempleo y el subempleo.
Enfocarse en dirigir los asuntos de Estado, en este último año equivale a que por ejemplo Petro le apueste a bajar las tensiones políticas, dejar a un lado el tono de confrontación con los opositores y a cambiar las imposiciones por la concertación para la búsqueda de salidas a los problemas tan graves como el del sistema de salud.
Que el presidente se dedique a cumplir las funciones que le ordena la Constitución significa disminuir el uso de la social X para tratar labores atenientes a su investidura y ese tiempo dedicarlo a lo realmente urgente como es detener el fragor del orden público, conjurar las complicaciones relacionadas con el creciente déficit fiscal y otros inconvenientes.
Presidente Petro, las tareas para estos 365 días son lo suficientemente complejas como para que no se aborden con la responsabilidad necesaria y el interés patriótico de sacarlas adelante. No hacerlo conducirá hacia frustraciones, más violencia y un deterioro acelerado de la confianza ciudadana en las instituciones.
Ya sabemos que entramos en un año en donde juegan los intereses electorales, pero esto no debe convertirse ni en excusa ni en estrategia ni en obstáculo para que el Gobierno nacional intente enderezar el rumbo en diversos aspectos cuyos resultados de gestión y política pública dejan mucho que desear y muestran grandes debilidades y fallas.
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