Los exámenes de Estado desde la individualidad sirven para establecer cuántos bachilleres son tan buenos alumnos que reconocidas universidades los quieren tener en sus aulas o para resaltar la calidad de ciertos colegios o medir la formación de los futuros profesionales.
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Ahora, el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (ICFES) produjo un informe en el que tomó todos los resultados de las pruebas y exámenes teniendo en cuenta la condición socieconómica de los alumnos y con un comparativo entre las instituciones públicas y privadas.
Lástima que el documento: ‘Brechas en el aprendizaje: una mirada desde las pruebas y exámenes de Estado’, publicado en la página del instituto, no tenga datos por regiones, para un mayor detalle.
Lo cierto es que en Norte de Santander no escaparemos a las complicaciones nacionales detectadas en dos fundamentales áreas formativas en educación básica y media, relacionadas con la comprensión lectora y el mundo de los números.
En la prueba de lectura que se hizo este año en los grados tercero, quinto y noveno, estudiantes de nivel socioeconómico más alto les sacaron ventaja de entre 84 y 87 puntos a los de estrato bajo, en el país.
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En matemáticas sucedió lo mismo. Los niños, niñas y jóvenes de esos cursos, que vienen de familias pobres, obtuvieron 78, 79 y 93 puntos menos.
Y la evaluación de la prueba Saber 11 le permitió al organismo estatal detectar que ahí persiste la marcada diferencia entre el aprendizaje y los estratos, llegando a ser de 79 puntos la ventaja en la medición académica entre los alumnos del nivel socioeconómico más alto.
En este caso de la educación básica y media, el propio ICFES consigna una especie de autocrítica del Estado al considerar que “el sistema educativo no está logrando atenuar los posibles efectos de las condiciones de vida de los estudiantes sobre sus logros educativos durante el ciclo escolar, haciendo que estos últimos estén sujetos a desigualdades preexistentes que las personas no pueden controlar ni revertir de forma directa”.
La otra marcada diferencia que se detectó en Colombia es entre los colegios privados y públicos, llevando la delantera los primeros de hasta 70 puntos en pruebas Saber tercero, quinto y noveno y de 41 puntos en Saber once.
Sin embargo, no todo es malo, y ahí podría estar en parte la respuesta para enderezar el rumbo educativo y es que ya en la universidad estas brechas tienden a reducirse, según lo detectó el análisis del ICFES.
La abismal distancia que venía del bachillerato se reduce en la educación superior a solamente 10 y 19 puntos globales en los exámenes Saber TyT y Saber Pro entre los jóvenes estudiantes de los niveles socioeconómicos uno y cuatro.
Por lo tanto, queda la urgente misión de adelantar las acciones necesarias para equiparar las competencias básicas entre quienes cursan el bachillerato, neutralizando la exclusión y la desigualdad, que como acabamos de ver, dejan su marca en la formación educativa inicial entre los niños y niñas de familias pobres.
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