El impuesto saludable que rige en Colombia desde 2023 comienza a mostrar efectos en el comportamiento del consumo, especialmente en bebidas azucaradas y productos ultraprocesados.
Según un informe de la ANIF, entre 2022 y 2024, el consumo diario de bebidas azucaradas cayó del 24,6% al 22,6% en jóvenes de 12 a 28 años, y del 24,9% al 19,2% en adultos de 29 a 44 años. La reducción fue más notable en los hogares de menores ingresos, lo que indica una mayor sensibilidad al precio.
La medida fue diseñada para enfrentar un problema de salud pública, pues el 56,5 % de los adultos presenta sobrepeso u obesidad. Aunque ha tenido efectos positivos en salud, ha generado tensiones por su potencial impacto regresivo.
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Mientras algunos destacan su utilidad para corregir externalidades negativas, otros alertan sobre los efectos en los hogares más pobres. En términos de precios, la ANIF señala que los productos gravados experimentaron alzas: las frituras en paquete registraron una inflación anual del 20,7% en 2024, y las gaseosas y maltas del 13,7%.
En lo corrido de 2025, hasta mayo, el recaudo por este impuesto alcanzó 1,6 billones de pesos, lo que equivale al 1,3% del total tributario, con un incremento del 23% frente al 2024.
El informe concluye que el impuesto no es la solución y deben acompañarse de educación, regulación y opciones para mejorar la salud pública.
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