Las comparaciones en las relaciones sociales suelen ser odiosas, pero en economía son un mal necesario, permiten observar en qué áreas se avanza y dónde hay oportunidades de mejora.
Los economistas, intentando no ser los villanos de la historia, recurren al “balance económico”, un análisis que mediante algunos indicadores refleja el estado de una región y su desempeño económico.
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Este ejercicio ofrece información valiosa tanto para quienes toman decisiones en oficinas públicas como para los empresarios que sostienen la economía local.
En este breve balance, se toman los datos más recientes sobre exportaciones, mercado laboral e inflación para analizar cómo cierra el año 2024 en Norte de Santander.
Hablemos de exportaciones
El valor de estas entre enero y octubre de 2024 evidenció una reducción del 20,6% frente al mismo periodo de 2023, mientras que, a nivel nacional, la caída fue apenas del 0,4%, lo que refleja una mayor vulnerabilidad del departamento en el sector externo, esto se explica principalmente por la disminución en las exportaciones de productos minero-energéticos, que representan el 84% del total de exportaciones.
Las hullas térmicas (un tipo de carbón mineral), una de las cartas fuertes de la región en el comercio exterior, enfrentaron un panorama complicado producto de la competencia de países como Indonesia, que presionó los precios a la baja y redujo tanto el volumen como el ingreso por este rubro.
Además, sectores como los productos cerámicos también presentaron descensos, afectados por la desaceleración de la construcción; aun así, las exportaciones no mineras, como la harina de maíz, grasas y aceites, junto a otros productos agroindustriales, siguen mostrando su potencial, estos sectores no solo diversifican la economía, sino que generan empleo y fortalecen los encadenamientos productivos locales; en este sentido para el 2025, la diversificación de la canasta exportadora no es una opción, sino una necesidad urgente para reducir la dependencia de un solo sector.
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Mientras tanto, el mercado laboral en el departamento presenta un panorama mixto. Entre enero y agosto de 2024, el número de personas ocupadas disminuyó un 2,67% frente al año anterior, por el contrario, a nivel nacional los ocupados crecieron un 1,21%.
Desempleo, otro reto
La tasa de desempleo, aunque más controlada, sigue siendo un desafío, durante la pandemia, alcanzó picos del 20,9% anual, y si bien las cifras actuales son más alentadoras, esta mejora tiene un matiz, y es que muchas personas han desistido de buscar empleo debido a la falta de oportunidades o desmotivación, esta situación está estrechamente relacionada con el tejido empresarial del departamento, que se caracteriza en un 96% por microempresas, de estas, el 58% no tiene más de cinco años de constituidas, lo que refleja un ecosistema empresarial joven.
A pesar de este escenario, hay señales positivas, la tasa de supervivencia empresarial ha aumentado al 60%, superando la media nacional del 44%. Cifras que evidencian la resiliencia de los empresarios locales, quienes, a pesar de las dificultades, siguen apostándole al desarrollo y crecimiento de la región.
En este contexto, la inflación ha dado un respiro a las familias nortesantandereanas.
Inflación a la baja
En noviembre de 2023, la inflación anual en Cúcuta alcanzaba el 10,98%, golpeando fuertemente las finanzas del hogar. Sin embargo, para noviembre de 2024, la inflación se desaceleró y cerró en 5,01%, por debajo del promedio nacional del 5,20%.
Esta caída de casi seis puntos básicos ha aliviado la presión sobre el costo de vida, especialmente para las familias más vulnerables, que suelen ser las más afectadas por los aumentos de precios. Este cambio no solo oxigena los hogares, sino que también genera un ambiente más propicio para el consumo y la economía local
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De cara a 2025, el panorama económico de Norte de Santander estará marcado por un contexto global de transición energética y competencia internacional que continuará afectando a sectores tradicionales como el minero-energético.
Esta situación obliga al departamento a acelerar la diversificación económica y a consolidar sectores como la agroindustria y la manufactura; por otro lado, el comercio transfronterizo con Venezuela presenta tanto oportunidades como incertidumbre, si se reactivara con mayor estabilidad, podría beneficiar a sectores como alimentos procesados y servicios logísticos.
No obstante, el éxito de esta recuperación dependerá de la situación política y económica del país vecino, lo que representa un desafío de adaptación para los empresarios locales.
Automatización en el mercado laboral
El mercado laboral también enfrentará presiones en 2025, especialmente con la automatización y digitalización de procesos que ya impactan a nivel nacional. Norte de Santander, donde la informalidad laboral supera el 60%, deberá enfocarse en la generación de empleos formales, particularmente en sectores como agroindustria, construcción, entre otros.
Para ello, será fundamental cerrar las brechas de capital humano mediante la formación laboral y así alinear las habilidades de la fuerza de trabajo con las demandas de un mercado en transformación. Programas de capacitación y apoyo técnico resultarán clave para mejorar la productividad y competitividad de los trabajadores y microempresas locales.
Acceso a créditos
Otro reto importante será el acceso al financiamiento, una barrera relevante para el crecimiento de los negocios en Norte de Santander.
El contexto de una lenta reducción de las altas tasas de interés y el aumento de la cartera vencida limitan la capacidad de inversión y expansión de las microempresas que, aunque resilientes, siguen siendo vulnerables. Fortalecer mecanismos de crédito y apoyo a la innovación será crucial para que estas empresas puedan competir en un mercado cada vez más exigente y globalizado.
Por último, aunque la inflación ha mostrado una desaceleración positiva, el desafío para 2025 será mantener la estabilidad de precios sin frenar la recuperación económica, como parece estar ocurriendo a nivel nacional, el costo de vida, aunque más controlado, continúa siendo un reto para las familias de menores ingresos.
En este sentido, el gobierno departamental deberá equilibrar políticas económicas con programas sociales que mejoren la calidad de vida y fomenten la equidad en el territorio.
En conclusión, 2025 traerá consigo un panorama de incertidumbres globales, con Donald Trump como presidente de Estados Unidos, la prolongada guerra en Ucrania y la agitación en Oriente Medio.
A nivel local, Norte de Santander enfrentará desafíos en la implementación de estrategias de desarrollo de largo plazo (estructurales) como de corto plazo (inmediatez), pero también habrá oportunidades únicas para fortalecer la resiliencia económica y social. Diversificar la economía, cerrar brechas laborales y sociales, y apostarle a la innovación serán claves para enfrentar los retos y construir un futuro más próspero y equitativo para el departamento.
Redacción Eder Alexander Botello Sánchez | Economista, investigador y docente unversitario
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