La tenista Camila Osorio dio la batalla. Soñaba con llegar a la primera final de su carrera en un torneo WTA 500. Sabía que el público, al que se metió en el bolsillo por su carisma y personalidad, durante todo el partido la iba a alentar.

Tenía fe. La semana había sido muy buena para ella. Logró llegar a la semifinal del Abierto de Guadalajara, en México, incluso teniendo a cuestas un problema físico en el hombro que casi la obliga a abandonar el miércoles pasado.

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Por eso la tenista cucuteña Camila Osorio soñaba con ser finalista e ilusionaba a los aficionados al tenis nacional, que siempre la han querido ver disputando esas instancias.

Pero el otrora deporte blanco es incierto. En esta actividad deportiva influyen muchos factores. Por un lado es importante tener un buen día, tener mucha precisión al momento de jugar cada pelota y lograr mantener la cabeza fría, incluso en la adversidad, para poder superar a la rival.

Y a Camila, siempre animada, habitualmente alegre, se le vio incómoda en la cancha. Por eso cometió varios errores no forzados. Ese fue el motivo por el que, a pesar de que dio la batalla la australiana Olivia Gadecki, su rival, fue la que se quedó con el cupo a la final del torneo mexicano.

La oceánica, quien tuvo un juego cercano a lo impecable, mostró dominio desde el inicio del partido y se quedó con el duelo en dos sets, con parciales de 6-2 y 6-3.

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Y aunque el resultado puede hacer pensar que la victoria la consiguió fácil, no fue así. Osorio, 80 del mundo, la obligó a disputar juegos de peloteo largos, desgastantes que llevaron a la australiana a buscar su mejor nivel. Quizás por eso fue que le agradeció con un abrazo fuerte a Camila una vez terminó el partido. Luego, ambas recibieron el aplauso del público. Ellas devolvieron la atención con sonrisas, golpes de manos con los niños y firmar de autógrafos.

La rival de Gadecki saldrá de la ganadora del duelo entre la polaca Magdalena Frech y la francesa Caroline García, que se juega al cierre de esta nota.

Tomado de El Colombiano

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