La Copa Libertadores volvió a teñirse de verde en el Atanasio Girardot, donde Atlético Nacional respondió a la expectativa con una exhibición de fútbol que dejó en claro su intención de ser protagonista. Con un imponente 3-0 sobre Nacional de Uruguay, el equipo paisa inició con pie derecho su camino en el torneo continental, dejando una estela de ilusión entre sus hinchas.

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Desde tempranas horas de la tarde, el ambiente en Medellín era distinto. Los rostros de los hinchas que ingresaban al estadio irradiaban confianza y alegría. No era un partido cualquiera; el regreso a la Libertadores siempre es especial, y la ilusión de revivir las hazañas de 1989 y 2016 se palpaba en cada cántico que resonaba en la tribuna.

El silbato inicial dio paso a un Nacional decidido, con una ofensiva clara y un planteamiento astuto del técnico Javier Gandolfi. Consciente del cerrojo defensivo que impuso el conjunto uruguayo con cinco hombres en el fondo, el estratega verdolaga apostó por una doble referencia en el área con Alfredo Morelos y Kevin Viveros. Sin embargo, descifrar la muralla rival no fue tarea sencilla.

A lo largo del primer tiempo, el equipo paisa intentó vulnerar la resistencia charrúa con llegadas insistentes, pero la definición se convirtió en su principal escollo. La solución apareció en la media distancia, y fue así como Marino Hinestroza, con un movimiento sutil, se perfiló en diagonal y sacó un remate imposible para Luis Mejía. Un golazo que encendió la euforia en las gradas y que significó su séptima anotación desde su llegada al club.

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El complemento trajo consigo un nuevo panorama. Obligado por la desventaja, Nacional de Uruguay salió con mayor ímpetu, alentado por los valientes hinchas que viajaron hasta Medellín para acompañar a su equipo. Pero en su intento de buscar el empate, dejaron espacios que el verde no desaprovechó.

Marino, convertido en figura de la noche, volvió a hacer de las suyas con una escapada electrizante por la banda. Su pase quirúrgico encontró a Kevin Viveros, quien definió con autoridad para ampliar la ventaja y desatar la locura en las tribunas. Era su décimo gol con la camiseta de Nacional, un número que confirma su crecimiento y peso en el ataque.

Y si la fiesta ya era completa, el invitado especial no podía faltar. Alfredo Morelos, el Búfalo, selló la victoria con el 3-0 definitivo tras otro pase magistral de Hinestroza. Un gol con sabor especial, pues deja al delantero a solo una anotación de alcanzar los 200 goles en su carrera profesional.

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El pitazo final decretó un estreno soñado para Nacional, que no solo ganó, sino que convenció. La contundencia del marcador y la solidez mostrada ante un rival de prestigio colocan al equipo como un serio aspirante a ser protagonista en esta edición de la Copa Libertadores. La historia está por escribirse, y el verde ya dejó claro que quiere ser parte de ella.

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