En la tranquila y verde sede deportiva de Guarne, Néstor Lorenzo intenta construir la calma antes de la competencia. El técnico de la Selección Colombia trabaja en medio de un hermetismo casi total junto a algunos de los jugadores convocados, preparando en silencio lo que podría ser el tramo más decisivo de su proceso. El viernes 6 de junio, en el calor del Metropolitano de Barranquilla, su equipo enfrentará a Perú en un duelo que va mucho más allá de tres puntos.
Lorenzo, que alcanzó un invicto de 25 partidos y una final de Copa América con la Tricolor, enfrenta hoy un escenario mucho más áspero. Después del empate frente a Paraguay en la doble fecha de marzo, las voces críticas se hicieron sentir como nunca. Técnicos, exjugadores y parte de la prensa pidieron el final de su ciclo. Y aunque la Federación Colombiana de Fútbol, con Ramón Jesurún a la cabeza, salió públicamente a respaldarlo, se sabe que dentro delComité Ejecutivo hay quienes esperan un nuevo tropiezo para pedir su salida.
No es una presión menor. En estas Eliminatorias al Mundial 2026 hay más cupos que nunca: seis clasificados directos y uno al repechaje. Clasificar es una obligación. Pero tras la derrota en la final de la Copa América frente a Argentina, los números del equipo se desplomaron. En los últimos nueve partidos oficiales, Colombia ha cosechado cinco derrotas, dos empates y apenas dos victorias. El ambiente se ha enrarecido, y el recuerdo de una eliminación aún fresca en la memoria de los hinchas no ayuda.
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La visita de Perú revive, además, los fantasmas del pasado. En enero de 2022, bajo la dirección de Reinaldo Rueda, Colombia recibió a los peruanos tras una racha de cuatro empates y una derrota, sin anotar un solo gol. Perú se llevó la victoria por la mínima diferencia en Barranquilla y esa herida no cicatrizó: fue el principio del fin para aquel proceso que nos dejó fuera de Qatar. Lorenzo lo sabe. Lo siente. Lo carga.
Aún sin lista oficial de convocados, el cuerpo técnico ha preferido aguardar. Las ligas europeas han finalizado y los jugadores que militan en el viejo continente ya conocen su llamado. Pero el problema está en este lado del mundo. Varios futbolistas aún tienen compromisos en Copa Libertadores, Sudamericana y otros torneos que complican la convocatoria. Cristian Borja, por ejemplo, quien sería el reemplazo de Johan Mojica, juega el sábado con América de México ante Los Ángeles Galaxy, en un duelo que podría alterar su presencia con la tricolor.
Desde el exterior, voces autorizadas analizan la situación. Jorge Luis Pinto, exseleccionador nacional, valora la comodidad de entrenar en Guarne, pero pone en duda la efectividad de hacerlo sin el grupo completo: “En la sede de Nacional tiene todo para trabajar bien, pero no tener a todos los jugadores puede desajustar al equipo cuando lleguen a Barranquilla. Ojalá le funcione, pero si no se suman al menos cuatro puntos ante Perú y Argentina, la situación se pondrá muy difícil”, sentenció.
Hernán Torres, técnico tolimense de largo recorrido, también advirtió sobre la urgencia de resultados: “Cada vez quedan menos fechas. Colombia necesita una victoria urgente que lo sacuda del mal momento y recupere la confianza. Este grupo tiene calidad, pero debe demostrarlo ya”.
Lorenzo sigue en silencio. Enfocado. Sabedor de que no puede permitirse una caída. Porque una derrota ante Perú no solo despertaría viejos fantasmas: podría ser el punto de quiebre para su proceso. Y lo que es peor, llegaría justo antes de visitar a la Argentina campeona del mundo en el Monumental, el 10 de junio.
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