Los comienzos de uno de los barrios más importantes para el área metropolitana de Cúcuta se remontan hacia 1972, cuando numerosos trabajadores del gremio de la construcción, iniciaron una extensión urbanística en la parte alta derecha del río Pamplonita.
Los maestros constructores, provenientes de sector Las Chiveras, comenzaron a delimitar los límites de casas, avenidas, cuadras y escenarios para la recreación del barrio, que adoptó el nombre de San Martín, en honor a un obispo católico francés.
Dichos terrenos eran pertenecientes al Instituto de Crédito Territorial (ICT), pero tras una larga disputa, a mediados de 1974, la entidad dio el visto bueno y los lotes fueron repartidos a los habitantes, quienes tardaron poco más de cinco años para adecuar sus viviendas por completo.
Una regla que tenía la comunidad de ese entonces, era que no se podían construir ‘ranchos’ sino que las casas debían ser de ladrillo, por ende, cuando un terreno estaba cercado y sin ningún atisbo de construcción, la junta cívica decidía cederle el lote a otra persona que estuviera interesada en edificar su vivienda.
El crecimiento del barrio no solo se le atribuye al gremio de la construcción, pues hubo personas que estuvieron involucradas en el embellecimiento del mismo, como Emilio Ramírez, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) por muchos años, y el sacerdote Mario Hernández, primer párroco de la iglesia San Martín de Tours.