Matías Quijano Martín, estudiante del Colegio Calasanz.
Señor presidente, mantengo mi esperanza
Sr. presidente:
Para nadie es sorpresa que nuestro país ha sido dominado por la violencia, con años de continua guerra y polarización, un país donde cualquiera que intenta pensar diferente o ayudar a los demás es silenciado a la fuerza, o en el peor de los casos, es tristemente sacrificado.
Creo con sinceridad, que desgracias como la guerra y la muerte transforman un país feliz, en uno acogido por oscuridad y tristeza.
Pero, Colombia, que ha logrado salir adelante, dentro de sus penurias y en aquellos momentos de calamidad, ha podido ver una luz llamada esperanza, la cual pienso, es fundamental para que nuestra nación se convierta en una donde prevalezca la vida y se respeten los derechos de cualquier persona.
Los niños, juegan un papel sustancial en la búsqueda de un mejor futuro para Colombia, pues, somos nosotros los jóvenes quienes tomaremos las riendas del país, aquellos que buscaremos la protección del medio ambiente y lograremos una paz duradera.
Se debe buscar el máximo apoyo a los niños más vulnerables, aquellos niños que no tienen la posibilidad de salir adelante fácilmente, bien sea, por falta de recursos o cobertura en educación, para lograr mediante ese apoyo una equidad que en el futuro sea notable y próspera.
Mantengo firme la esperanza de que Colombia sea reconocida a nivel mundial por su belleza y aspectos positivos, donde cualquier persona pueda alzar su pasaporte con orgullo y mostrarlo ante cualquiera con felicidad y decisión.
En mi caso, mi familia constantemente me ha planteado la idea de irme a estudiar al extranjero, no obstante, me he mantenido en mi decisión de quedarme y estudiar acá. Estoy convencido de que en nuestro país también se puede ser un gran profesional, tomando ejemplo de grandes juristas (aquello que aspiro ser), que son personas ejemplares, de las cuales quiero aprender.
Resaltando que Colombia es un país que ha sabido afrontar dificultades y logrará encontrar luz en la oscuridad, por eso y más, puedo decir con orgullo y con positivismo, que Colombia es el mejor país del mundo, donde la violencia y la tristeza han quedado en un segundo plano y ahora prevalece el respeto y la felicidad.
Señor presidente: concretando lo expresado, tomo la vocería de mi colegio con el fin de pedirle encarecidamente que fortalezca el apoyo a los niños y jóvenes de Colombia, de esta manera lograr protegernos y favorecernos con las múltiples decisiones que usted a diario toma de acuerdo con la protección de infancia y adolescencia.