Hoy por hoy, los jóvenes son fuerza de decisión y de opinión política en el país. Así lo demuestran los resultados de las elecciones presidenciales del 2022, donde millones de ellos apoyaron la candidatura del hoy presidente de Colombia; y también son parte activa de movilizaciones en distintas ciudades del país.
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De hecho, la figura más representativa del poder público en el país, el presidente Gustavo Petro, lo dijo durante su discurso de victoria: “No es extraño que en esos 11 millones de votos que nos han dado el triunfo, la mayoría sean de jóvenes y de mujeres. Una marea juvenil, una marea femenina, decidió hoy tomarse las urnas”.
Para los expertos, se trata de una población que vive un despertar, originado a partir de sus interacciones en las plataformas de activismo, aprovechando el alcance que dan las redes sociales. Para otros, esta generación nunca ha cesado su interés en la política, sino que ahora cuenta con las herramientas tecnológicas que la hace más visible y le da mayor alcance a sus opiniones.
Sin embargo, estos ciudadanos ya no son solo opinadores o críticos en las redes y no solo se quedan con la vaguedad de la interacción en las plataformas digitales. Ellos se están movilizando por las emociones y sentimientos. Detrás del intercambio de mensajes, hay un alto grado de efectos como la ira, la indignación, el dolor o la apatía, entre otros, lo que está llevando a que en definitiva se movilicen y dejen de ser actores pasivos y apáticos a la política nacional y regional.
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De hecho, la historia advierte que no es la primera vez que demuestran que son un importante sector del electorado, al cual los políticos tradicionales temen y quieren conquistar.
Fueron los jóvenes quienes, por ejemplo, lograron a través del movimiento de la Séptima Papeleta, un cambio para que se votara una nueva constituyente, en rechazo a la Carta Magna de 1886, que establecía el catolicismo como el pilar del Estado, restringía el derecho al voto, permitía la pena de muerte, prohibía el divorcio y daba poderes extraordinarios al presidente, como el de elegir gobernadores y magistrados.
Y aunque las condiciones de aquel entonces (año 1990) a las de este 2023 han cambiado, son precisamente coincidencias sociales las que vuelven a movilizar a estos votantes menores de 28 años, quienes demandan el reconocimiento de sus derechos políticos. Una de esas similitudes que estaría causando indignación y movilización entre la población, es que se repiten, como en la década de los ochenta y noventa, cruentas guerras entre carteles del narcotráfico, altas tasas de homicidios, atentados contra la población civil y el fenómeno desbordado de la corrupción, lo que genera el inconformismo.
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Para el profesor e investigador del programa académico de Derecho de la Universidad Simón Bolívar, Juan Pablo Jaimes, lo novedoso es que ahora la juventud tiene una herramienta poderosa como lo son las redes sociales.
Lo que no es nuevo, dice Jaimes, es que se piense que los jóvenes despertaron con las redes, o que hasta ahora sean un actor activo en la política y en los avances y reformas del país, pues ha sido el seno de las universidades el escenario en el que se han dado las grandes discusiones que han llevado a los jóvenes a liderar los cambios y reformas que hoy conocemos.
Estudian la empatía y las emociones que se transmiten en los jóvenes desde la participación política
De hecho, profesores e investigadores de la Universidad Simón Bolívar en alianza con la Universidad Externado de Colombia, adelantan una investigación para valorar específicamente cómo las redes sociales influyen en los sentimientos de los jóvenes y, a la vez, en la decisión que están tomando de cara a las elecciones, utilizando herramientas aplicadas en la neurociencia.
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Según la profesora investigadora del programa académico de Psicología de la Unisimón, Beatriz Milagros Mendoza Rincón, la neurociencia es la disciplina científica que busca comprender la articulación entre los pensamientos, las emociones y el comportamiento del ser humano sustentado desde sus bases biológicas como lo son el sistema nervioso y el funcionamiento cerebral, el cual responde a los estímulos del medio.
En la investigación se van a usar equipos que buscan identificar, por ejemplo, reacciones fisiológicas en cada individuo frente a unos estímulos que se van a mostrar en fotografías o vídeos con contenido político.
Con los resultados de este estudio, que se aplicará a 240 estudiantes de las sedes Cúcuta y Barranquilla de la Universidad Simón Bolívar, se espera contribuir a los jóvenes para que su voto sea consciente y tal vez, no dominado por el alto contenido emocional que imprime la propaganda política en las elecciones”, precisó Mendoza Rincón.
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Este estudio se aplicará por primera vez en Norte de Santander, aunque el Laboratorio Interdisciplinar de Ciencias y Procesos Humanos (Linciph) de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia ya lo ejecutó en Bogotá para indagar desde diferentes diseños y aproximaciones, los posibles mecanismos y operaciones que hacen que los jóvenes tengan un espectro de participación política mediada por dispositivos digitales.
En el estudio hecho en Bogotá, se plantea que las decisiones cruciales en la política se han tomado por una sociedad caracterizada por la hiperconectividad y la velocidad de las plataformas digitales, así como por el empoderamiento progresivo de los jóvenes como actores políticos, quienes demandan una comprensión cada vez más robusta de los modos de afectación y de la instauración de capacidades para que políticos de profesión y la sociedad civil encuentren modos de interacción más propositivos y constructivos, y puedan modular y amortiguar los efectos deletéreos que se expresan como miedo, intolerancia, agresión y destrucción.
El proyecto, desarrollado en alianza entre las universidades, tiene el interés de generar conocimiento sobre la coevolución del cerebro social y sus complejas relaciones entre interacciones biológicas, procesos mentales y dinámicas socioculturales desde la perspectiva interdisciplinar de la neurociencia social.
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Según los participantes de la investigación, las emociones cumplen un rol de motivación en los seres humanos; entonces, algo interesante por descubrir sería saber si los jóvenes se movilizan para continuar en lo mismo o si se movilizan porque en verdad se sienten agentes de cambio. Será inevitable cuestionar ¿de qué manera las emociones se movilizan? o ¿los jóvenes están siendo manipulados?
“Sabemos que nos podemos movilizar mediante una emoción de ira o paralizar mediante una emoción de desesperanza o de tristeza; eso es lo que queremos evaluar, si realmente los jóvenes despiertan y van generando una consciencia electoral para tomar decisiones con criterio propio, teniendo en cuenta que sus decisiones contribuyen a que tengamos un mejor país. Ya muchos dicen que quieren transformación, así como un relevo, ¿pero de qué manera?”, expresó la investigadora de la Unisimón.
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