Ante la falta del aval municipal, hay varias necesidades que aquejan a las mil personas que residen en Arnulfo Briceño, como la falta del acompañamiento de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc).
Este hecho genera inseguridad en la zona, incrementada por la presencia de habitantes de la calle, quienes no desperdician la oportunidad para ‘hacer de las suyas’, y -según los residentes- estos consumen sustancias alucinógenas en alguna zonas de la invasión.
A través de la estrategia ‘Cúcuta Territorio Seguro’, la Mecuc, en articulación con la administración municipal, se buscará mitigar los hechos delictivos en toda el área metropolitana, en aras de brindar una mayor seguridad, una estrategia que al parecer no ha llegado a las calles de Arnulfo Briceño.
“Diariamente vemos gente extraña transitar por las calles y nos preguntamos qué estarán haciendo por acá”, indicó un habitante que prefirió no dar su nombre, al ser abordado por la situación.
En vano
En lo que respecta a la legalización, desde el Departamento Administrativo de Planeación Social informaron que no hay una solicitud formal de parte de la comunidad de Arnulfo Briceño.
Infórmese: Alertan sobre falsos funcionarios que solicitan datos personales en Cúcuta
Dicha afirmación contrasta con las opiniones de los habitantes, quienes afirman que este proceso lleva mucho tiempo andando, por ende, las solicitudes y derechos de petición quedaron en vano.
Riesgo en varios sentidos
De acuerdo con lo mencionado hace un tiempo por Anibal Mogollón, hay varios riesgos que rodean a Arnulfo Briceño por la ubicación geográfica que rodea a esta invasión: “riesgo alto, el que está bajo las cuerdas de la torre eléctrica; riesgo medio por los taludes y riesgo bajo hacia las calles”.
Por ello, varios proyectos que tiene la comunidad se quedaron en sueños, como el entechado de la cancha principal, ya que al colindar con la torre eléctrica, las cuerdas de alta tensión imposibilitan la materialización de este proyecto.
Sin salón comunal
La construcción no se ha podido completar, pero no porque suponga algún riesgo, sino por falta de recursos, y pese a contar con el lote para dar inicio a la obra, el dinero ha sido un impedimento.
“Queremos construir el salón comunal para brindar un mejor servicio a la comunidad, y organizar bazares, rifas y demás iniciativas en tal espacio, pero hacerlo cuesta demasiado dinero, cosa que no tenemos”, señaló un habitante de la comunidad.
Para la comunidad, el no contar con un salón comunal significa dejar pasar la oportunidad de certificarse en los cursos que realiza el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), en los barrios e invasiones en toda la ciudad.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion