Las personas lo notan cuando se viven tiempos de cambios históricos. Vivimos uno de esos puntos de inflexión, pero nuestra absurda realidad diaria no permite que nos detengamos a ver lo que pasa en el mundo desde este subcontinente tan descentrado física, mental e históricamente del "centro" del mundo.
Las elecciones en Turquía, como en China con Xi o en Rusia con Putin, establecieron una autocracia “democrática” en el convulsionado mar negro, en cabeza Recep Tayyip Erdogan, ya con veinte años en el poder. Turquía se convierte en un importante alfil del lado ruso-chino y las consecuencias para Turquía se verán muy pronto en un país con política geográfica dividida.
La invasión rusa a Ucrania sigue marcando el devenir geopolítico mundial. Putin no esperaba la fuerte reacción de Occidente y hoy que es claro que el chantaje energético de invierno a Europa no cambió el panorama bélico, las apuestas le juegan en contra al iniciarse la contraofensiva ucraniana. El fracaso bélico lo ha hecho más criminal atacando directamente a la población civil. La amenaza nuclear tampoco le ha servido como chantaje en busca de impunidad y ahora el matón del barrio actúa como subalterno chino.
El Grupo de los 7 radicalizó su posición ante la invasión de Ucrania al autorizar entregarle a este país munición de alto poder para la artillería y tanques además aviones F16, cambiando la ecuación bélica. Ucrania con poder duro y potencia aérea (drones incluidos) es otro rival. Recuperar la península de Crimea se ha vuelto un punto de honor de los ucranianos y los rusos que ya han perdido más de 200 mil hombres, ahora dependen de los mercenarios Wagner para evitarlo. Un mercenario pago tiene un límite de resistencia muy inferior al de un soldado que defiende su tierra. La presión ucraniana va a producir en algún momento un derrumbe súbito de estos perros de guerra.
Rusia alborota pero China es el verdadero reto del mundo libre, hoy beligerante y con la invasión Taiwán como punto de no retorno. Pero los chinos tienen problemas internos acuciantes e inéditos que los amenazan. El crecimiento económico se redujo de manera importante, tiene una masa crítica de clase media que conoció las mieles del capitalismo y que no se puede manejar como los campesinos de la revolución cultural maoista, su población se reduce y envejece; India en pocos años la superará en población y después lo hará Indonesia. Reformas de menos estado podrían consolidar su carácter de potencia mundial, pero ha escogido retroceder hacia más estatismo. Y “cargar aliados” como Rusia y Corea del Norte, la tienen en un momento delicado. Y para colmo, su viejo enemigo, Japón, no va a aceptar una China a lo Putin, ni a Putin, y por eso se rearmó.
El gran cambio geopolítico mundial vino con el debilitamiento desde adentro del poder estadounidense. La izquierda arcaica y borrega dice que la guerra de Ucrania se alimenta por los gringos; el viejo discurso estalinista traído de nuevo por Putin. Rusia es actualmente una amenaza real para Europa y China lo es para el Pacífico Sur, no para Estados Unidos. Europa liderada por una Alemania en carrera armamentista y los países este-asiáticos con un Japón remilitarizado y Australia, seguirán adelante con o sin los gringos. Claro que la gran potencia occidental sigue siendo esencial, pero el retiro gringo aceleraría el retorno de Alemania y Japón como potencias bélicas y eso que no sucede en casi un siglo, debe preocupar. Estados Unidos ya lo entendió y profundizara sus alianzas. Estados Unidos parece acordarse de sus vecinos al sur del río Bravo, pero ante el nuevo escenario geopolítico, Iberoamérica tiene importancia limitada.
Los progresistas gringos casi cumplen su “profecía” del declinamiento gringo y la ONU tomada por la izquierda antidemocrática es un ente eunuco con tendencia a desaparecer. La Historia va por un carril y Latinoamérica por el contrario, eso tendrá altísimos y crónicos costos.