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¿Todavía falta?
Las dificultades que enfrenta ese gobierno en lo económico y en lo social han empezado a socavar el respaldo popular.
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Domingo, 13 de Septiembre de 2015

Está claro que las actuaciones del gobierno venezolano sobre la frontera con Colombia obedecen a una estrategia diseñada para buscar efectos políticos en el interior de su país. Por eso no hay que creer ingenuamente que se trata de excesos verbales o de improvisaciones de un presidente calenturiento.

Las dificultades que enfrenta ese gobierno en lo económico y en lo social han empezado a socavar el respaldo popular de la revolución bolivariana desde la llegada al poder de Hugo Chávez, acrecentadas por el menor carisma del presidente Maduro que, naturalmente, no soporta una comparación con el de aquel. Pero, la pérdida de apoyo al gobierno no es tan definitiva porque él cuenta con muchos recursos a su favor.

No hay que ser demasiado perspicaz, por ejemplo, para adivinar que el préstamo de 5.000 millones de dólares que acaba de negociar Maduro con China va a ser utilizado en las elecciones de diciembre.

Ahora bien, la estrategia fronteriza está pensada en varios escenarios: En primer lugar, generar un sentimiento nacionalista entre los chavistas y tratar de culpar a los “paramilitares” colombianos del aumento de la criminalidad.

Segundo, golpear a los Estados Táchira y El Zulia que se han manifestado como antigobiernistas en las últimas elecciones.

Y, tercero, si esto no le produce resultados, aumentar la tensión para crear un problema de orden público internacional que justifique suspender las elecciones.

Y sobre esto cabe una reflexión más. ¿Por qué el gobierno chavista escogió a Colombia, su nuevo mejor amigo, para generar un conflicto fronterizo?

Si el caballito de batalla de los revolucionarios fue siempre el Imperio, personificado por Estados Unidos, ¿cuál es la razón para concentrar ahora todo el “odio bolivariano” en el país hermano que hasta lo invitó a ser garante del proceso de paz?

Yo imagino que este cambio obedece a que Cuba ha reabierto las relaciones diplomáticas con EE.UU. y busca recibir beneficios económicos, actitud que repercute en Venezuela, uno de los principales aliados de la isla.

Para nadie es un secreto que, desde que el presidente Hugo Chávez fue reinstalado en la presidencia, la principal asesoría política la ha recibido del gobierno cubano que mantiene no menos de 30 mil asesores en los diversos niveles de la administración pública bolivariana.

Así que cabe otra pregunta: ¿El gobierno colombiano le ha pedido al cubano que ayude en esta crisis, ahora que tienen tan buenas relaciones y que es el anfitrión de las conversaciones con las Farc, en las cuales Venezuela ha sido actor principal? ¿Se pueden desligar las temáticas binacionales cuando la permeabilidad de la frontera colombo – venezolana ha sido una de las mayores dificultades para controlar la delincuencia de uno y otro país?

Las urgencias electorales del gobierno venezolano hacen presagiar que el problema fronterizo se puede agudizar, y no es extraño que acuda a otro expediente muy espinoso que es el de los límites binacionales, sobre el cual la Cancillería colombiana debería estar alerta. Ojalá no la sorprendan una vez más.

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