La ausencia de planificación y de medidas de gestión del riesgo, evidencian en cada lluvia prolongada o temporada invernal, hasta que punto las decisiones políticas, históricamente han condenado a la población a sufrir las consecuencias nefastas de los fenómenos naturales por las malas prácticas de pensar más en el presente como algo eterno que en el futuro. Los barrios de nuestra ciudad amenazados tanto por las lluvias como por la falta de medidas integrales de mitigación y de gestión del riesgo, así lo evidencian.
Las inundaciones eran algo extraño hace 50 años, pero hoy se repiten con cada lluvia prolongada y los daños son cada vez peores. La historia se repite una y otra vez: daños irreparables en los barrios de invasión que genera más pobreza e informalidad, arranques de solidaridad, explicaciones absurdas y promesas de proyectos que hasta ahora poco han logrado. Todo hasta el próximo fenómeno que cada vez es mas frecuente y con mayores efectos negativos.
Por donde se observe, Colombia es un país de ciudades y áreas metropolitanas que maltrata y abusa del territorio y esto, repercute en las condiciones de vida de sus habitantes en especial de los menos favorecidos. Los Planes de Ordenamiento Territorial –POT- no se ejecutan desde el punto de vista de la gestión del riesgo, y el ordenamiento de los recursos hídricos no son lo suficientemente claros o no son llevados a cabo en su deber ser. Frente a esto, se le suma otra dimensión que coloca nuestro territorio en riesgo: la condición geológica de la región de arcillas expansivas y estar ubicada dentro de una zona de alta amenaza sísmica de acuerdo a la cartografía del Servicio Geológico Colombiano.
Y aun así, a pesar de estar contemplado en la modificación excepcional al POT municipal y por las condiciones mencionadas, se carece de los estudios técnicos de microzonificación sísmica, que permita una adecuada toma de decisiones frente al desarrollo urbano de Cúcuta y sus municipios metropolitanos. ¿Cómo planear el crecimiento de la ciudad para dar cabida al crecimiento demográfico generado por el desplazamiento forzado, la afluencia de venezolanos, las migraciones y el crecimiento natural y vegetativo de la población; sí no se tiene una plena interpretación del territorio frente a dónde y cómo construir y crecer?
Los fenómenos ambientales achacados al cambio climático son la excusa perfecta para la constante falta de planificación, tratando de demostrar que los compromisos técnicos y políticos nada pueden hacer frente a los eventos adversos. Pero cuando no hay un sistema de alertas tempranas que permita anticipar, prever y actuar, los fenómenos se tornan ingobernables.
Lo que sucede en las zonas de la ciudad que sufren con mas intensidad los cambios climáticos, no son problemas puntuales sino el resultado de la acumulación de múltiples problemas como la localización en zonas no aptas para construir y vivir, improvisación en la construcción y diseños, materiales precarios y desapego a las normas. Si se incluye en el ordenamiento territorial la gestión del riesgo y hacia donde y como crecer, se puede evitar en el futuro mucho sufrimiento.
Para que los mas pobres no sean los que más pierden con la falta de planificación y gestión del territorio por que tienen menos recursos para subsistir, el futuro debe ser parte del presente y por eso hoy debemos pensar como construirlo. Debemos pensar y actuar colectivamente por un cambio de modelo y de paradigmas. Si la ciudad sigue expandiéndose informalmente y se desarrolla bajo los mismos parámetros de hace 25 años la perdida de ecosistemas y recursos será irreversible.
Arquitecto, Esp. Planificación Urbana y Regional, MG GESTIÓN URBANA.
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