En el artículo publicado en esta misma sección la semana anterior hice algunas referencias a las nuevas tecnologías y a sus posibles consecuencias, que hacen prever cambios muy radicales. En el sector industrial se espera en forma casi unánime que los robots van a desplazar a muchos trabajadores.
Un lector que es estudiante de postgrado en ciencias computacionales escribe que va a suceder algo similar en servicios. Las máquinas van a realizar muchas labores de procesamiento de información u operativas (conductores, equipos de salud, equipos de construcción, por ejemplo). Añade que es posible que las tensiones sociales y económicas asociadas a todos estos sucesos nos van a llevar a un mundo más cerrado en temas de comercio entre países pobres y ricos, y menos interdependiente.
Aunque advierte que estos desarrollos pueden tomar todavía muchos años en madurar plenamente concluye que es posible que Colombia haya llegado 30 años tarde a esta fiesta.
Pero también es posible que estos escenarios pesimistas no ocurran porque estimulan otros desarrollos que neutralizan sus efectos. Los humanos van a aprender a manejar las máquinas que aprenden solas y la inteligencia artificial para potencializar su capacidad de análisis, su creatividad, su intuición, su capacidad física y su destreza.
Se puede crear una división del trabajo en la cual las máquinas hacen las tareas repetitiva y muelen información y los humanos se dedican al conocimiento, a las artes y a la investigación. Sobre todo a planear y coordinar. También hay que tener en cuenta que hay desarrollos tecnológicos que enriquecen el trabajo actual y lo hacen más productivo.
Me puse la tarea de investigar someramente qué cambios tecnológicos han ocurrido en sectores que decrecieron en la encuesta manufacturera y encontré que en algunos de ellos los cambios son amigables con el ser humano, y no involucran tecnologías intimidantes pero si han sido fruto de inversión en investigación y desarrollo de ideas muy creativas.
En el mercado de cacao y chocolate por ejemplo, algunas de las innovaciones han sido parcialmente un regreso a técnicas tradicionales para preparar el chocolate que se remontan a la cultura azteca. También es interesante la contribución de TCHO, fabricante de chocolates de San Francisco (Corby Kummer, “A Chocolate Maker´s Big Innovation”, MIT Technology Review, Junio 18 de 2013).
Esta empresa decidió orientar su innovación a facilitar la selección de los mejores sabores y aromas. En asociación con una organización sin ánimo de lucro ha creado laboratorios en los sitios de cultivo que utilizan maquinaria adaptada, originalmente destinada a otros usos (secadoras de pelo, tostadoras de café y moledoras de especies de la India) y una metodología de clasificación que entienden los productores con lo que se hace posible que ellos se concentren en el cultivo de las variedades más promisorias en Perú y República Dominicana.
En manufacturas de cuero han aparecido tecnologías permiten usos que van desde alta moda y exploración espacial hasta el cuidado de los recién nacidos. Pero las innovaciones más importantes han sido para ahorrar agua y manejar contaminantes (continua).