Los desafíos para congeniar desarrollo urbano, social y económico con el ambiente, y lo determinante de sus consecuencias para nuestra vida en el planeta, son temas que se deben priorizar en la agenda para gobernar las ciudades.
Las señales de alarma ya son evidentes: en términos demográficos Naciones Unidas estima que la población urbana para 2050 será de 6.000 millones de habitantes, lo cual plantea serios desafíos económicos y sociales para dar respuesta a las necesidades cada vez más complejas.
Nuestra ciudad a pesar del auge en la construcción por las condiciones normativas, habilitación de suelo en las periferias para incluir al perímetro urbano y la financiación por parte de la banca para dar el impulso a las anteriores agendas del gobierno nacional, dieron cuenta de la ausencia de un modelo claro de urbanización que estuviera orientado a garantizar unos espacios compactos y diversos que no obliguen a pensar y gastar excesivamente en transporte motorizado.
Se necesitan más recursos cada vez, pero también se generan más residuos y contaminación ocasionados por los precarios sistemas de movilidad que juegan un papel decisivo en la lucha contra el cambio climático. Las ciudades no tendrán futuro, ni nosotros en ella si no adoptan medidas para desarrollarse y gestionarse de manera sostenible e incluyente.
Debemos sumarnos a las buenas prácticas emprendidas por muchas ciudades a nivel internacional y algunas a nivel nacional que han decretado medidas para reducir y desincentivar el uso y tráfico de vehículos motorizados, cuyo efecto nocivo en la salud está cada vez más demostrado. No es fácil por cuanto los hábitos en la ciudadanía están fuertemente arraigados y crear y mejorar los sistemas de movilidad imperantes no es fácil ni barato.
Gana protagonismo entonces el enfoque del diseño urbano que promueva la peatonalización por la proximidad y cercanía de los servicios y bienes y la convivencia de las estructuras urbanas con las naturales, pero sobretodo renovar y regenerar el tejido existente antes que expandirse sin control.
La regeneración y renovación urbana hace que la ciudad se adapte a su entorno dada su capacidad de resiliencia y autoabastecimiento, basado en estrategias que van más allá de las 3 erres: -Reducir, Reciclar y Reutilizar- y que reinterpreta toda la cadena de producción y consumo para mantener los materiales y productos en circulación de manera que se alivie la presión sobre el ambiente y sus recursos.
Se avecina un cambio de paradigma que solo será posible si todos somos conscientes de la necesidad de adoptar nuevos comportamientos. Si la mayor amenaza para la sostenibilidad global se ha originado en las ciudades, somos nosotros precisamente, sus habitantes los que tenemos la obligación de imaginar y poner en práctica las soluciones. S.O.S. viene tradicionalmente de la frase en inglés: Save Our Ship: (Salven nuestra nave), es la sostenibilidad la que nos salvará a todos tripulantes de esta bella y azul nave llamada Tierra, donde nuestra residencia es pasajera.
Arquitecto, Esp. Planificación Urbana y Regional, MG GESTIÓN URBANA.
arquitecto.jas@gmail.com
http://tallerciudad08.blogspot.com