La derecha está mucho mejor preparada que los partidos de centro y de izquierda para el debate electoral que se avecina.
Esto no debiera sorprender a nadie, pero lo que es increíble es que la victoria del No en el plebiscito no haya inducido un cambio de estrategia de los partidos que apoyan al gobierno o de los de izquierda, para evitar que la derecha les tome mayor ventaja en su capacidad de administrar o manipular las preferencias del público.
La victoria del NO dio lugar a confesiones de los estrategas electorales del Centro Democrático que revelaron que se utilizaron muchas de la prácticas que le han permitido al partido Republicano arrebatarles las mayorías en el Congreso a los demócratas en Estados Unidos y que a finales de 2016 llevaron a Trump a la presidencia.
Esas prácticas, algunas de ellas descaradamente deshonestas, persuadieron a una exigua mayoría a votar en contra del acuerdo de paz.
La campaña que adelanta la derecha contra la paz es otro caso modelo que parece sacado del libro Pensar Rápido, Pensar Despacio de Daniel Kahnemann, premio Nobel de Economía, un tratado sobre la irracionalidad de las decisiones derivada de fallas en la intuición.
De esa investigación han surgido técnicas que se utilizan para inducir a la gente a votar en contra de lo que le conviene, en este caso la paz.
Se explotan fallas y sesgos humanos como la inclinación a sobrevalorar lo que ya se tiene que opera a favor del status quo en contra del cambio; la tendencia a darle más importancia a la posibilidad de perder que a la de ganar; pensar que cuando algo aparece más frecuentemente en las noticias es mayor el peligro de que ocurra (el temor a las Farc)es desproporcionado y cuesta trabajo sacudirlo por la frecuencia con la que reaparece en los medios).
La gente tiende también a lamentar más lo que puede suceder como resultado de una acción (negociar un acuerdo de paz) que lo que puede ocurrir por omisión (la continuidad del conflicto).
En general, no somos buenos jueces de lo que nos conviene y somos presa fácil de los manipuladores profesionales.
Ellos y los científicos sociales también han descubierto que es muy efectivo crear una atmósfera favorable a los comportamientos que se desean promover, lo que se conoce como priming (cebar), ofreciéndole a la gente pistas subliminales de cómo proceder.
Los frecuentes comentarios de muchas personas de distintos orígenes contra la JEP, a pesar de que ex ministros y generales se están acogiendo a ella, es un ejemplo de cómo crearle mal ambiente a algo que definitivamente favorecerá a militares, funcionarios y civiles con problemas por acciones durante el conflicto.
Estas técnicas de manipulación de la opinión provocan serios cuestionamientos éticos, sobre todo cuando se divulgan falsedades para inducir temores, pero no hay manera de impedir que se utilicen para afectar decisiones electorales o de consumo. Como en Colombia se vale de ellas solamente uno de los actores políticos, con éxito y sin muchos escrúpulos, se requiere urgentemente que aparezcan iniciativas de los amigos de la paz y de los partidos que le hagan contrapeso efectivo o que por lo menos creen conciencia de que se está manipulando a la opinión en una sola dirección: Para incumplir lo pactado. (Colprensa)