A raíz de la versión del expresidente Uribe con una delegación de la Comisión de la Verdad encabezada por su presidente, el sacerdote de la Compañía de Jesús Francisco De Roux, la Corporación “Veteranos por Colombia” publicó un trino relacionado con una porción de lo dicho por Uribe sobre los “falsos positivos”: “Respete a los Soldados que le sirvieron a la patria con HONOR, a usted lo engañaron los Generales que usted nombró. Que deshonra haberle servido por 8 años a quien pensamos que era un líder. Que la patria lo juzgue”. Y en su última columna Ricardo Silva Romero escribió: “…En honor a la verdad, el expresidente se declaró arrepentido, ante los admirables comisionados, por haberles puesto semejante lápida a aquellos inocentes (refiriéndose a aquella frase “no estarían recogiendo café”), pero no solo les echó la culpa a los soldados que le hicieron ver terroristas donde apenas había muchachos, sino que malgastó la oportunidad- porque no quiere o no puede asumirla-…”. A lo que agrego: de empezar a asumir
la responsabilidad política ante la Comisión de la Verdad…, ante la Nación Colombiana.
Es que independientemente de imprecisiones como la de “los generales que Ud. nombró”, puesto que, por ejemplo, el general Reinaldo Castellanos - antecesor de Montoya en el Comando del Ejército- no ha sido mencionado en la JEP, de lo que se habla en las transcripciones es de responsabilidad política. Del mismo concepto que en Colombia se ha relativizado sensiblemente desde los años del proceso ocho mil. No es sino caer en la cuenta de que tampoco Samper asumió su responsabilidad completa ante la Comisión de la Verdad, a no ser que pida otra audiencia para reconocer, por ejemplo, que el rio revuelto que se formó en el país político por posturas como la de “fue a mis espaldas”, posibilitó el magnicidio de Álvaro Gómez, sin que, en plena guerra, las Farc se lo atribuyeran para de paso, posibilitar que, en lenguaje marxista-leninista, se “aceleraran las contradicciones del régimen”. El mismo que les ha retribuido con una famélica votación.
La realidad es que para muchos políticos de profesión lo que cuenta es la verdad procesal y no la real. Pero, claro está, a mayor nivel de influencia en la opinión, más daño hacen a la cultura política. No es sino recordar aquella frase de Uribe a los congresistas que durante su gobierno empezaban a ser enjuiciados en la “parapolítica”: “voten antes de que los metan a la cárcel”. Y, en un extenso reportaje publicado en El Espectador (20-10-2018), citando una declaración de Montoya en la Fiscalía antes de someterse a la JEP, se lee “…llamó a su superior, el comandante de las FF.MM, el general Padilla, a quien informó que tenía pensado suspender a tres coroneles de la Brigada Móvil 15 sobre los que había sospechas (de estar involucrados en falsos positivos). Media hora después, Padilla le devolvió la llamada con el siguiente mensaje: ‘…hablé con el presidente de la República y dice que su medida es exagerada, que en este momento no hay nada contra ellos, que no vaya a hacer eso’”.
Verdad, verdad y verdad...ese es el único camino para avanzar.
Hoy, el perdón es indispensable para lograr la reconciliación; y esta parte de la base de no tenerle miedo ni a la verdad ni a la justicia.
Y sólo con esa reconciliación, vamos a poder unirnos y trabajar en torno a un propósito superior: Colombia
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