Recientemente, la administración municipal expidió un decreto que prohíbe el uso de altoparlantes y megáfonos en algunos sectores de la ciudad, luego de un juicioso estudio realizado por estudiantes de la Universidad Francisco de Paula Santander.

La medida tendrá una fase de socialización y sensibilización, dirigida a cientos de personas que derivan su sustento diario de la venta de diferentes productos, en los que sobresalen las frutas, varias de ellas con muy alto riesgo de contaminación como lo son las fresas, sin que hasta la fecha se pronuncien al respecto.

El asunto de la contaminación auditiva es tan complejo que en una cuadra se encuentran más de doce carretas con sus altoparlantes ensordecedores, obligando a los transeúntes a escuchar si o si la promoción de sus productos y adicionalmente, ayudando al caos vehicular porque a estas personas nada les importa que se bloquee la movilidad y mucho menos el sentido en el que dirigen estas pesadas carretas.

Entendible la medida pero creo que se quedó corta y faltaría la acción de la dependencia responsable del control epidemiológico por permitir la venta de aguadepanela, limonadas y jugos de frutas sin las mínimas medidas de salubridad y eso impacta el servicio de salud.

Por otra parte, debemos esperar pacientemente la acción policiva no solo en cumplimiento de esta medida, sino en el apoyo en la regulación del flujo vehicular, puesto que pareciera que no les fue entregado un pito y de ahí que nunca se ven actuando frente a la congestión producida no solo por la carretas sino por la nula cultura ciudadana, carente de programas lúdicos que motiven a los conductores a respetar las señales de vida.

Controlar el uso de parlantes no será tarea fácil y ya me parece estar viendo a los representantes de los vendedores de productos en carreta, solicitándole al alcalde Yáñez aplazar la medida hasta mediados de enero, y luego pedirán otro alargue porque es la temporada estudiantil y luego otro porque viene Semana Santa, quedando en el limbo la iniciativa.

Sería bueno conocer desde ya qué se ha pensado frente a la publicidad auditiva de los candidatos en la próximas elecciones, porque muchos ya tendrán listas sus canciones preferidas para hacerlas sonar de día y de noche por toda la ciudad y eso también es contaminación auditiva y además, no sería extraño que algún candidato se le ocurra utilizar un megáfono para promocionar lo que sería su plataforma de gobierno 2080 o algo así y es posible que muchos lo crean, como ya sucedió, así que la norma legal municipal debe mantenerse permanentemente, recordando que quedan prohibidos los parlantes y los megáfonos.