Amables lectores: ¿Por qué? No es un corrido mejicano cantado por Vicente Fernández antes de anunciarnos, por décima vez su retiro de los escenarios, ni se trata del título de una obra de teatro, creada por un soltero o soltera arrepentidos de abandonar ese estado civil.
Tampoco es el grito de angustia de algún colombiano al ver la altísima corrupción de los funcionarios públicos, y que su voto en las pasadas elecciones contribuyó indirectamente con ese indebido enriquecimiento y le preocupa ser nuevamente engañado en las de Octubre.
Ni es el caso, que ya con mi edad, yo esté en una etapa regresiva y haya involucionado a los seis años, cuando mezclaba observación con un grado superlativo de inocencia y brotaban, unas tras otras, miles de preguntas todas encabezadas con el indicativo ¿ Por qué?
¿Por qué llueve? ¿Por qué hace sol?
¿Por qué las cuatrimotos y motos hacen ese ruido horrible? ¿Por qué los papás no les dicen nada a los niños que las manejan? Mami, ¿Por qué se cruzó ese bus y casi golpea tu carro? ¿Por qué esa camioneta con vidrios negros corre tanto si puede causar un accidente? ¿Por qué esos carritos de color amarillo producen desorden y pitan por todo? ¿Por qué hay tantos huecos en la calle, si usted papi dice que paga los impuestos de predial y valorización, que deben gastarse parcialmente en esos menesteres?
Mami, Mami, ¿Por qué desde aquel carro botaron una lata y una botella? ¿Por qué ese señor de camiseta roja no respeta a los demás y se orina en el poste?
Mami, ¿Por qué no le dices a papi que compre una motocicleta para que me lleve irresponsablemente sin respetar colas ni carros rapidísimo al colegio? ¿Por qué los llamados pimpineros se han tomado para su negocio varios parques de la ciudad y la autoridad municipal solo guarda silencio? En fin es el porqué de la cotidianidad de un niño de seis años.
A nosotros, los mayores, también se nos ocurren preguntas pero infortunadamente no tenemos papi ni mami para respondernos.
Decía mi padre (q.e.p.d) que: “Un motociclista es un individuo que no respeta las normas de tránsito porque se siente feliz montado en un ruido”. ¿Por qué se acabó la autoridad?
Porque el enriquecimiento personal se convirtió en su objetivo prioritario olvidándose de sus obligaciones con el pueblo. ¿Donde está la autoridad para preguntarle sobre los carritos amarillos que pitan y pitan o sobre el señor que se orina en los postes o sobre los que invaden parques para lucro personal? O ¿Por qué algunos dueños de mascotas no se preocupan por mantener limpios jardines y calles de sus vecinos?
¿Por qué nadie habla de la carretera Central del Norte en este Departamento? Esta es la vía natural para comunicarnos con el centro del país. No más embelecos con la doble calzada Cúcuta- Bucaramanga, menos si empieza en Piedecuesta (Santander del Sur), porque probablemente no alcanzará el presupuesto. No parodiemos al Rey de España ante tanta injusticia y corrupción y no digamos ¿Por qué no te callas? Sino por el contrario ¿Por qué callamos convirtiéndonos en cómplices con nuestro silencio?